La izquierda ha conquistado el poder en España y no está dispuesta a soltarlo. Pedro Sánchez tiene un hoja de ruta que le conduce al control del poder durante décadas. Lo logrará legalmente, sin violar abiertamente la Constitución y las leyes, aprovechando las lagunas y grietas enormes que tiene el sistema español. Es camino pasa por aprobar leyes y medidas que beneficien al pueblo, en comprar votantes, en debilitar a la oposición y en fortalecer todavía más la propaganda y la compra y control de medios de comunicación y periodistas. Tienen previsto que el poder de la izquierda esté firmemente basado en el apoyo popular y todo indica que pueden lograrlo. Su estrategia es perfecta y casi con toda seguridad alcanzará sus objetivos.
Si los liberales no resucitan pronto y conquistan a esa derecha acomplejada que siempre sigue las huellas de la socialdemocracia, vamos a tener izquierda para rato en España. Los partidos socialista y comunista van a seguir las pautas establecidas por el "Socialismo del Siglo XXI", cuya esencia es “una vez conquistado el poder, mantenerlo como sea". El caso de España lo tienen bien estudiado y aquí ni siquiera les va a hacer falta la violencia. Su único programa de gobierno es "comprar votos y votantes". Ya lo están haciendo comprando a los partidos nacionalistas y comunistas que apoyan la presidencia de Sánchez y empiezan también a comprar a los votantes con medidas como la subida del salario mínimo.
En este país conviven, desde hace más de dos siglos, dos almas, antagónicas, que en lo funcional no pueden convivir en un mismo espacio político: los socialismos y fascismos que adoran el Estado y tienen alma de tiranos y el liberalismo que cree en la libertad del individuo, por encima de todo. Los primeros siempre al ataque y los segundos siempre a la defensiva. Los acomplejados y derrotados hemos sido casi siempre los hijos de la libertad, nunca los socialistas y los fascistas, que ahora, en su versión más cruda, vuelven a estar en el gobierno.
Ese bloque socialista-fascista, ahora en el poder, plasmado en la alianza Sánchez-Iglesias, está eufórico porque cree haber encontrado la "piedra filosofal" que les mantendrá en el poder perpetuamente y que hundirá definitivamente a los defensores de la libertad.
Con sus medidas populistas se meterán en el bolsillo a millones de votantes. El único riesgo que tienen es que se les acabe el dinero, pero España tiene todavía capacidad de endeudarse y van a apurarla. Cuando el sistema quiebre y España quede en la ruina, entonces culparan al capitalismo. Tienen previsto implantar la renta básica, lo que les proporcionará el voto de los vagos, torpes y maleantes del país, llenos de agradecimiento porque el gobierno les regala una paga mensual. Así lograrán todavía más apoyo popular que el que tiene la tiranía chavista en Venezuela. El día que instauren la renta básica, financiada con los impuestos de las clases medias, que quedarán arruinadas y desaparecerán poco a poco, los españoles libres y demócratas tendremos que salir huyendo porque ya nadie podrá echarlos del poder.
Si alguien quiere acabar con la monstruosidad que están construyendo, tiene que hacerlo pronto, antes de que la bestia se haga invencible.
Lo harán todo legalmente, cuidándose de no violar las leyes de manera ostentosa, aunque las interpretaran de manera arbitraria y bordearán el delito muchas veces, como y cuando a ellos les convenga. Claro que previamente habrán prostituido y controlado la Justicia para que trague con sus abusos.
Son listísimos y su mayor mérito es haber descubierto las grietas y fallos de la democracia y haber creado una estrategia para conquistar el poder y mantenerlo para siempre bajo control. Ellos saben que el pueblo puede ser manipulado, engañado y comprado, lo que les permitirá ganar todas las elecciones y justificar su tiranía diciendo que el pueblo les apoya y les vota. Si Winston Churchill levantara la cabeza y viera como ahora los comunistas y socialistas tunean y prostituyen la democracia, ya no diría aquello de que la democracia es "el menos malo de los sistemas posibles". Gracias a los tiranos rojos hemos descubierto que la democracia está indefensa frente a enemigos astutos, inmorales y sin escrúpulos.
La estrategia prevista por los asaltantes del sistema incluye estatalizar el país y sus principales funciones y recursos, cuando ya no se pueda extraer más y el dinero y el crédito se hayan agotado. Es evidente que el alma de la izquierda española no es democrática sino socialista y que la apuesta por la socialdemocracia que hicieron en el pasado fue hipócrita y estratégica, impuesta por el auge de las libertades y el poder creciente del bando democrático.
En las universidades castradas de la actualidad, los jóvenes predican abiertamente el socialismo y el comunismo, como si fueran la misma cosa, nunca la socialdemocracia, a la que consideran amortizada y superada. Esos muchachos quieren vivir de la política, como siempre hicieron los líderes comunistas, aupados hasta el poder en una España insensata y decadente que entra voluntariamente en las fauces del monstruo.
Ese discurso cultural de la izquierda hace décadas que ganó la batalla en las universidades y sectores del arte y la cultura, donde es difícil encontrar a alguien que no sea radical de izquierdas. Logrado el control de la cultura, la conquista del poder era cuestión de tiempo.
Esta es su hoja de ruta. que puedan o no alcanzar la meta, que es la tiranía pura y dura, depende de la capacidad de rebeldía y resistencia del pueblo español. Sólo de eso porque nadie vendrá a ayudarnos.
Francisco Rubiales
Si los liberales no resucitan pronto y conquistan a esa derecha acomplejada que siempre sigue las huellas de la socialdemocracia, vamos a tener izquierda para rato en España. Los partidos socialista y comunista van a seguir las pautas establecidas por el "Socialismo del Siglo XXI", cuya esencia es “una vez conquistado el poder, mantenerlo como sea". El caso de España lo tienen bien estudiado y aquí ni siquiera les va a hacer falta la violencia. Su único programa de gobierno es "comprar votos y votantes". Ya lo están haciendo comprando a los partidos nacionalistas y comunistas que apoyan la presidencia de Sánchez y empiezan también a comprar a los votantes con medidas como la subida del salario mínimo.
En este país conviven, desde hace más de dos siglos, dos almas, antagónicas, que en lo funcional no pueden convivir en un mismo espacio político: los socialismos y fascismos que adoran el Estado y tienen alma de tiranos y el liberalismo que cree en la libertad del individuo, por encima de todo. Los primeros siempre al ataque y los segundos siempre a la defensiva. Los acomplejados y derrotados hemos sido casi siempre los hijos de la libertad, nunca los socialistas y los fascistas, que ahora, en su versión más cruda, vuelven a estar en el gobierno.
Ese bloque socialista-fascista, ahora en el poder, plasmado en la alianza Sánchez-Iglesias, está eufórico porque cree haber encontrado la "piedra filosofal" que les mantendrá en el poder perpetuamente y que hundirá definitivamente a los defensores de la libertad.
Con sus medidas populistas se meterán en el bolsillo a millones de votantes. El único riesgo que tienen es que se les acabe el dinero, pero España tiene todavía capacidad de endeudarse y van a apurarla. Cuando el sistema quiebre y España quede en la ruina, entonces culparan al capitalismo. Tienen previsto implantar la renta básica, lo que les proporcionará el voto de los vagos, torpes y maleantes del país, llenos de agradecimiento porque el gobierno les regala una paga mensual. Así lograrán todavía más apoyo popular que el que tiene la tiranía chavista en Venezuela. El día que instauren la renta básica, financiada con los impuestos de las clases medias, que quedarán arruinadas y desaparecerán poco a poco, los españoles libres y demócratas tendremos que salir huyendo porque ya nadie podrá echarlos del poder.
Si alguien quiere acabar con la monstruosidad que están construyendo, tiene que hacerlo pronto, antes de que la bestia se haga invencible.
Lo harán todo legalmente, cuidándose de no violar las leyes de manera ostentosa, aunque las interpretaran de manera arbitraria y bordearán el delito muchas veces, como y cuando a ellos les convenga. Claro que previamente habrán prostituido y controlado la Justicia para que trague con sus abusos.
Son listísimos y su mayor mérito es haber descubierto las grietas y fallos de la democracia y haber creado una estrategia para conquistar el poder y mantenerlo para siempre bajo control. Ellos saben que el pueblo puede ser manipulado, engañado y comprado, lo que les permitirá ganar todas las elecciones y justificar su tiranía diciendo que el pueblo les apoya y les vota. Si Winston Churchill levantara la cabeza y viera como ahora los comunistas y socialistas tunean y prostituyen la democracia, ya no diría aquello de que la democracia es "el menos malo de los sistemas posibles". Gracias a los tiranos rojos hemos descubierto que la democracia está indefensa frente a enemigos astutos, inmorales y sin escrúpulos.
La estrategia prevista por los asaltantes del sistema incluye estatalizar el país y sus principales funciones y recursos, cuando ya no se pueda extraer más y el dinero y el crédito se hayan agotado. Es evidente que el alma de la izquierda española no es democrática sino socialista y que la apuesta por la socialdemocracia que hicieron en el pasado fue hipócrita y estratégica, impuesta por el auge de las libertades y el poder creciente del bando democrático.
En las universidades castradas de la actualidad, los jóvenes predican abiertamente el socialismo y el comunismo, como si fueran la misma cosa, nunca la socialdemocracia, a la que consideran amortizada y superada. Esos muchachos quieren vivir de la política, como siempre hicieron los líderes comunistas, aupados hasta el poder en una España insensata y decadente que entra voluntariamente en las fauces del monstruo.
Ese discurso cultural de la izquierda hace décadas que ganó la batalla en las universidades y sectores del arte y la cultura, donde es difícil encontrar a alguien que no sea radical de izquierdas. Logrado el control de la cultura, la conquista del poder era cuestión de tiempo.
Esta es su hoja de ruta. que puedan o no alcanzar la meta, que es la tiranía pura y dura, depende de la capacidad de rebeldía y resistencia del pueblo español. Sólo de eso porque nadie vendrá a ayudarnos.
Francisco Rubiales