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¡Vae victis! Los vencidos serán devorados





Es más que probable que Zapatero, Rajoy, Chaves y Arenas se jueguen hoy en las urnas no sólo el gobierno de España y de Andalucía sino también sus carreras políticas respectivas porque en sus partidos hay manadas de chacales esperando para devorar al perdedor.

¡Vae victis! clamaban los romanos para lamentar la negra suerte de los derrotados en combate, que eran pasados por las armas o, en el mejor de los casos, vendidos como esclavos.

En la partitocracia, la suerte de los perdedores no depende de los ciudadanos sino de las élites de sus partidos, que suelen reprimir la crueldad porque los altos dirigentes conocen demasiados secretos que a sus sucesores les conviene que permanezcan ocultos. Sin embargo, a los derrotados sólo les queda la opción de la retirada voluntaria del verdadero poder porque si se resisten terminarías devorados por las propias élites de los partidos que ellos mismos comandaron.

Una derrota de Zapatero sería traumática para un PSOE que necesita el poder público y sus recursos más que cualquier otro partido, ya que fundamenta gran parte de su poder en los privilegios y ventajas que otorga a sus seguidores y a una densa red clientelar que se beneficia del poder.

Sustituir a Zapatero será difícil porque el actual líder se ha ocupado de laminar a cualquier dirigente capaz de hacerle sombra. Sólo quedan en la recámara Bono, Chaves y Almunia, pero el manchego tiene demasiados enemigos en su propio partido, Chaves carece de atracción personal y Almunia está marcado por sus derrotas pasadas.

Sustituir a Rajoy también será un problema pero justo por lo contrario, porque hay demasiados candidatos a la espera del relevo, dispuestos a despedazarse: Gallardón, Esperanza Aguirre, Acebes, Zaplana, Arenas, Rato, Pizarro, Camps, García Escudero...

En Andalucía, el panorama está más despejado porque Chaves, que realmente está agotado por su interminable permanencia en el poder, ya ha dicho que se retira a su casa si pierde, mientras que Arenas, si pierde, habrá agotado su crédito porque no puede permitirse ni una derrota más. Se trata de dos líderes desgastados, uno por el poder y el otro por la oposición y el fracaso.

Lo que sí será un problema es sustituirlos porque no existen relevos a la vista. El PSOE tendría que encontrar a alguien que sea capaz de garantizar los privilegios y cuotas de los sectores y ejecutivas provinciales, una especie de mago experto en equilibrios y malabares muy difícil de encontrar en una política que está demasiado envilecida. La sustitución de Arenas obligaría al PP a plantearse toda una revolución interna y un giro de 180 grados en sus métodos y estrategias, ya que los actuales han demostrado hasta la saciedad su ineficacia y su incapacidad para ganarse la confianza de los andaluces y convencerlos de que la derecha puede gobernar algún día.


   
Domingo, 9 de Marzo 2008
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