Comunicación y Medios

¡Pobre Iñaki!





Pocos espectáculos pueden ser más tristes para la democracia y para el periodismo español que contemplar, como pudimos hacer la noche del jueves 7 de febrero, en la Cuatro, a un Iñaki Gabilondo que persiguia y acosaba a Mariano Rajoy, conviritiendo una entrevista en un debate contra las ideas del líder de la oposición, realizado no con ánimo de informar o de desvelar la verdad, sino con la obsesión de detruir a un adversario político.

Cuando el periodismo toma partido por el poder, tras abandonar la verdad y la independencia, la democracia pierde una de sus principales soportes y los demócratas deberían vestirse de luto.

Ya he contado otras veces que fue nada menos que Fidel Castro quien me enseñó a distinguir entre un periodista y un propagandista, entre los que sirven a la verdad y los que actúan ya como "agitadores de masas". En julio de 1976 celebrábamos en Santiago de Cuba el 20 aniversario del asalto al Cuartel de Moncada. el golpe rebelde que abrió las puertas de la revolución castrista. Medio centenar de corresponsales extranjeros habiamos sido trasladados a la capital del Oriente cubano para visitar el cuartel y, si era posible, entrevistarnos allí con Fidel. Nos encontrábamos en las puertas del cuartel, esperando la entrevista con Fidel, cuando un miembro del Minrex (Ministerio cubano de Relaciones Exteriores) nos llamó sólo a dos de los presentes, al corresponsal de Reuter y a mi, que era el corresponsal de la agencia española EFE, los dos únicos periodistas no comunistas del grupo. Los que se quedaron fuera protestaron suavemente. Cuando saludamos al comandante, que se encontraba en el patio central del cuartel, y comenzamos una de las conversaciones más interesantes e informativamente fructíferas de he tenido como corresponsal de prensa, le recordé al líder máximo de Cuba que se habían quedado fuera, esperando, casi medio centenar de periodistas. La respuesta de Fidel fue inolvidable: b["¿Periodistas? Que yo sepa sólo había dos periodistas, vosotros, y por eso estais aquí. Los demás son agitadores de masas, propagandistas al servicio del partido]b".

En el grupo de "propagandistas" estaban, entre otros, los corresponsales de las agencias soviéticas Tass y Novisti, los corresponsales de las agencias de noticias Ager Press, Tanjung y Nueva China y los corresponsales de periódicos comunistas europeos como Pravda, Konsomolskaia Pravda, L'Unitá y L'Humanité.

No es fácil encontrar diferencias entre el Iñaki de la noche del jueves y los periodistas que el propio Fidel definió como "Agitadores de masas al servicio del partido". En ambos casos, la búsqueda y difusión de la verdad se sustituyó por la búsqueda y difusión de la verdad del poder, que es algo muy diferente, y la información dejó su sitio a la propaganda.

El espectáculo de todo un Iñaki convertido en un ariete de sus correligionarios, que buscaba de manera casi desesperada dejar en ridículo al entrevistado o al menos hacerle caer en contradiciones, al igual que el de otros muchos pariodistas del bando contrario que hacen lo mismo, es triste y vergonzoso para la profesión periodística, pero también es el reflejo real de un país dividido e invadido por hooligans y fanáticos de la política, donde los partidos políticos, con su poder casi absoluto, se han convertido en un cáncer para la democracia y quizás también para la convivencia.

Casi todos los periodistas españoles hemos llegado a admirar a Iñaki Gabilondo como gran comunicador e indiscutible maestro de la radio, pero esa admiración se desvaneció cuando dejó de servir a los ciudadanos y a la democracia con la verdad y la independencia y comenzó a servir a un partido político concreto. A partir de entonces, como decía el propio Fidel, dejó de ser periodista y fue sólo un magnífico propagandista o agitador de masas.


   
Viernes, 8 de Febrero 2008
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