El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se implicó personalmente en la defensa del Estatuto de Cataluña, reconoció haber sido redactor del texto y mintió de nuevo al afirmar que el Estatuto era la respuesta "a una demanda popular", cuando en realidad sólo el 4 por ciento de los catalanes lo querían, según las encuestas de la época.
En una entrevista concedida el domingo 29 de noviembre a "La Sexta", canal de televisión amigo y fiel defensor del "Zapaterismo", el presidente del gobierno dijo que esperaba "una gran sentencia" del Tribunal Constitucional, una afirmación que puso los pelos de punta a los miles de demócratas españoles, confiados en que el alto tribunal emita una sentencia justa y condene los abusos y contenidos claramente anticonstitucionales, insolidarios y desiguales del Estatuto catalán.
Presentar el Estatuto como la respuesta a una demanda popular, cuando la verdad histórica demuestra con firmeza y verdad que fue una iniciativa de los políticos que el pueblo soportó con indiferencia y hasta desprecio, ha sido una de las más sangrantes y vergonzantes mentiras del presidente Zapatero, cuyas falsedades y engaños reiterados han inundado el gobierno español y desprestigiado la política y el poder en los últimos años.
La indiferencia del pueblo catalán ante el Estatuto y hasta el rechazo quedaron claramente evidenciados cuando Zapatero y sus compinches políticos catalanes, a pesar de enormes esfuerzos y gastos en propaganda, sólo consiguieron que uno de cada tres catalanes lo aprobara en referendum, cosechando uno de los índices de abstención más altos de la historia de la democracia española.
Hasta los estudiantes de primero de derecho político saben que las leyes fundamentales, aquellas que afectan notablemente a la vida de los pueblos, deben aprobarse con mayorías cualificadas para que sean lícitas. La aprobación del Estatuto catalán por sólo un tercio de los ciudadanos con derecho a voto es una mancha antidemocrática que ni Zapatero ni el nacionalismo catalán podrán borrar en la Historia.
En una entrevista concedida el domingo 29 de noviembre a "La Sexta", canal de televisión amigo y fiel defensor del "Zapaterismo", el presidente del gobierno dijo que esperaba "una gran sentencia" del Tribunal Constitucional, una afirmación que puso los pelos de punta a los miles de demócratas españoles, confiados en que el alto tribunal emita una sentencia justa y condene los abusos y contenidos claramente anticonstitucionales, insolidarios y desiguales del Estatuto catalán.
Presentar el Estatuto como la respuesta a una demanda popular, cuando la verdad histórica demuestra con firmeza y verdad que fue una iniciativa de los políticos que el pueblo soportó con indiferencia y hasta desprecio, ha sido una de las más sangrantes y vergonzantes mentiras del presidente Zapatero, cuyas falsedades y engaños reiterados han inundado el gobierno español y desprestigiado la política y el poder en los últimos años.
La indiferencia del pueblo catalán ante el Estatuto y hasta el rechazo quedaron claramente evidenciados cuando Zapatero y sus compinches políticos catalanes, a pesar de enormes esfuerzos y gastos en propaganda, sólo consiguieron que uno de cada tres catalanes lo aprobara en referendum, cosechando uno de los índices de abstención más altos de la historia de la democracia española.
Hasta los estudiantes de primero de derecho político saben que las leyes fundamentales, aquellas que afectan notablemente a la vida de los pueblos, deben aprobarse con mayorías cualificadas para que sean lícitas. La aprobación del Estatuto catalán por sólo un tercio de los ciudadanos con derecho a voto es una mancha antidemocrática que ni Zapatero ni el nacionalismo catalán podrán borrar en la Historia.