Información y Opinión

Zapatero, inconsistente y poco preparado, pierde el debate





El segundo debate entre Zapatero y Rajoy lo ha ganado claramente el líder del Partido Popular, que consiguió arrinconar al presidente del gobierno y demostrar ante la audiencia su inconsistencia intelectual y su escasa preparación. La única duda que prevalece es saber si la victoria de Rajoy ha sido suficiente para convencer a la masa de indecisos.

A Zapatero le han traicionado los nervios y le ha perjudicado mucho sus continuas interrupciones, toleradas por la cobarde moderadora, la cual, al igual que el anterior moderador, Manuel Campo Vidal, ha dejado la imagen del periodista devaluada y por los suelos. También ha sido demoledor para Zapatero su incapacidad para defenderse de las acusaciones de "mentiroso" y "falso", lanzadas constantemente por Rajoy, la mayoría de las veces con datos y argumentos convincentes.

Acorralado y turbado, Zapatero tuvo que recurrir, para defenderse, a las acusaciones del pasado: guerra de Irak y atentados de marzo de 2004.

Mientras que el primer debate fue la indecente exhibición de dos pendencieros de barrio, peleándose sin pudor delante de un electorado harto de disputas, que se merecía mucho más, el segundo ha tenido más contenido y ha revelado mucho más sobre los dos personajes: Zapatero, a la defensiva, ha quedado en ridículo por su falsedad y bajo nivel intelectual, mientras que Rajoy se ha mostrado implacable y más inteligente y preparado, aunque lastrado por el pasado, por la historia de su partido y por su escasa brillantez como comunicador.

El debate fue demasiado largo y denso para que los televidentes pudieran discernir sobre las grandes ideas tratadas, pero sí fue lo bastante intenso y claro para que prevalecieran algunas imágenes, etiquetas y sensaciones. De la refriega, Zapatero surgió con una preocupante imagen deteriorada de político débil, poco preparado intelectualmente, falso e inseguro.

Por eso perdió, aunque no creemos que de una manera tan clara y contundente como hubiera necesitado Rajoy para dar un vuelco decisivo a las tendencias, entre otras razones porque los verdaderos indecisos son muy pocos y porque la mayoría de los que estaban indecisos al comenzar la campaña ya han elegido su caballo.

   
Martes, 4 de Marzo 2008
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