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Zapatero fortalece a la Iglesia en España





La Iglesia española está siendo revitalizada y relanzada gracias a la hostilidad de José Luis Rodríguez Zapatero, su partido y su gobierno. Ausente en casi todos los grandes debates durante la democracia, la Iglesia española era una organización decadente porque padecía tres gravísimas carencias que ahora, gracias a los socialistas, está solucionando: era percibida como una organización débil, tenía escasa notoriedad y había perdido su condición de referente moral de la sociedad española.

Los actuales ataques del gobierno benefician a la Iglesia Católica porque la acercan a ese espíritu de persecución y de martirio que ha sido siempre su mayor fuerza a lo largo de la Historia (la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos).

Ser atacada por un Estado poderoso y multimillonario como el español, que posee un poder desmesurado, proporciona perfiles heroicos a una Iglesia española cuyos mayores pecados hasta ahora eran su sopor, su inexplicable ausencia de los grandes debates y su incapacidad para hacer oír su voz en la sociedad, mientras se degeneraban la política y la convivencia y se hacía trizas la moral con un liderazgo erróneo que ha convertido a España en el paraíso mundial del aborto, en líder europeo del consumo de drogas y alcohol, en campeón europeo del fracaso escolar, en lamentable ejemplo internacional de corrupción y en el país de Europa que con más velocidad se desencanta y se frustra ante la política y la democracia.

Con el "zapaterismo" en el poder, la postrada Iglesia española está recuperando músculo y nervio, descubriendo que su palabra puede ser no sólo instrumento de salvación, sino también vía para la reconstrucción moral y para la defensa de las libertades y derechos ciudadanos.

Una Iglesia incapaz de reaccionar cuando sus templos se vaciaban más cada año, con una pavorosa imagen de desorganización y división interna, con la llaga abierta de sus viejos conflictos con los episcopados vasco y catalán, que languidecía alejada de las nuevas generaciones y perdiendo fieles y seguidores cada año, se siente ahora resucitar plantándole cara al gobierno, enarbolando la bandera de los derechos humanos y libertades y siendo capaz de sacar a las calles centenares de miles de personas en manifestaciones impactantes en defensa de la familia.

La Iglesia española necesitaba un adversario para salir del sopor en el que había caído y lo ha encontrado en Zapatero, el enemigo ideal por su concepción "profesional" de la política, por sus comprobadas mentiras y por su laicismo militante. Paradójicamente, Zapatero y su partido, débilitados, con la imagen pública deteriorada y sin ideas políticas, también necesitan la confrontación con la Iglesia para resurgir en vísperas de estas elecciones generales.

Lo ocurrido con la Iglesia polaca es elocuente: con el comunismo como adversario, la Iglesia creció sin parar y hasta aportó un papa (Wojtyla) a la Cristiandad, pero ahora, con sus "amigos" en el poder, languidece y sus templos se vacían.

Si la Iglesia fuera consecuente, reconocería que ZP la está revitalizando, después de años de confusión y decadencia, cuando sus fuerzas, desorganizadas y desmoralizadas, se parecían más al ejército de Pancho Villa que a las temibles divisiones pastorales y misioneras de antaño.

Si Benedicto XVI y Rouco Varela fueran consecuentes, harían campaña en favor de Zapatero, lo recibirían en los templos bajo palio y le nombrarían por lo menos "canónigo de honor".

El muchacho se lo tiene ganado.



   
Martes, 5 de Febrero 2008
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