La victoria electoral de Zapatero ha disipado el creciente rumor de que era gafe porque todo lo que tocaba le salía mal: las negociaciones con ETA, la política exterior, la colaboración con los nacionalistas extremos, los estatutos, la economía, etc.. Para probarlo, se citan decenas de ejemplos, entre ellos el de convertir en perdedores a todos los que reciben su apoyo (Kerry, Segolene Royal; Sröeder, etc).
Sin embargo, después de su reelección, quizás fuera más propio afirmar que ZP, más que un tipo marcado por el infortunio, es una especie de personaje torpe y experto en lo que los castizos llaman "el tiro por la culata". Cuando Zapatero dispara, seguro que el tiro le sale por la culata. No falla.
Conviviamos con los catalanes en armonía, pero Zapatero ha logrado que les miremos como insolidarios adversarios de la convivencia y que el boicot a los productos de Cataluña tome cuerpo en toda España; creíamos en la democracia, pero Zapatero ha conseguido que la cuestionemos y que empecemos a mirarla como refugio de corruptos y aprovechados; respetábamos a nuestos líderes políticos, pero ahora parte del pueblo los desprecia y les retira reconocimiento, prestigio y respeto; vivíamos indiferentes ante conceptos como patria y nación, pero Zapatero está consiguiendo que decenas de miles de ciudadanos coloquen banderas españolas en sus balcones; la calle era de la izquierda, pero ahora, gracias a Zapatero, está dominada por la derecha; éramos sumisos y obedientes al Estado, pero ahora somos cada día más rebeldes y críticos; la oposición del PP salió noqueada de su derrota del 2004, pero Zapatero ha logrado reanimarla y elevar el número de sus partidarios en las recientes elecciones; algunos, por causa de la política del talante, hasta cuestionan ya el pago de impuestos, una práctica cívica en la que el español siempre fue ejemplar.
Ahora, la torpeza insensata de Zapatero está logrando otro nuevo milagro: muchos de los que habían dejado de acudir a las iglesias y miraban con indiferencia a una jerarquía católica aislada y ajena a los grandes debates del país, ahora regresan a los templos y miran la iglesia de otro modo, como referente moral y baluarte de libertades y derechos ciudadanos frente a un Estado demasiado arrogante y poderoso.
Hay decenas de datos más que demuestran que Zapatero es un prodigio en la técnica del tiro por la culata. Me dice un amigo que dirige una empresa de investigaciones sociológicas que hasta el antiamericanismo está remitiendo y que los españoles, bajo el mandato de Zapatero, cada día miran hacia Washington con menos hostilidad.
Zapatero protege a los actores españoles, pero la sociedad reacciona con un boicot activo al cine español. Los medios de comunicación que apoyan a Zapatero con vergonzosa sumisión pierden audiencia, mientras que la COPE, bestia negra del presidente, gana oyentes cada día y sus arcas se llenan de dinero publicitario.
¿Más tiros por la culata? La educación ha bajado vergonzosamente de nivel y ya no es capaz de formar a expertos, técnicos o líderes empresariales sino a analfabetos preparados para ser dominados por la demagogia y las bajas pasiones. ¿Otro más? LaJusticia española, bajo el poder de un Zapatero sin escrúpulos que ha entrado en ella alí saco para intervenirla y controlarla, ha caído por los suelos y mientras en el extranjero causa risa, en España ha dejado de servir como mecanismo de seguridad democrática, generando entre los ciudadanos inseguridad y desprecio a la democracia y a sus instituciones.
Sin embargo, después de su reelección, quizás fuera más propio afirmar que ZP, más que un tipo marcado por el infortunio, es una especie de personaje torpe y experto en lo que los castizos llaman "el tiro por la culata". Cuando Zapatero dispara, seguro que el tiro le sale por la culata. No falla.
Conviviamos con los catalanes en armonía, pero Zapatero ha logrado que les miremos como insolidarios adversarios de la convivencia y que el boicot a los productos de Cataluña tome cuerpo en toda España; creíamos en la democracia, pero Zapatero ha conseguido que la cuestionemos y que empecemos a mirarla como refugio de corruptos y aprovechados; respetábamos a nuestos líderes políticos, pero ahora parte del pueblo los desprecia y les retira reconocimiento, prestigio y respeto; vivíamos indiferentes ante conceptos como patria y nación, pero Zapatero está consiguiendo que decenas de miles de ciudadanos coloquen banderas españolas en sus balcones; la calle era de la izquierda, pero ahora, gracias a Zapatero, está dominada por la derecha; éramos sumisos y obedientes al Estado, pero ahora somos cada día más rebeldes y críticos; la oposición del PP salió noqueada de su derrota del 2004, pero Zapatero ha logrado reanimarla y elevar el número de sus partidarios en las recientes elecciones; algunos, por causa de la política del talante, hasta cuestionan ya el pago de impuestos, una práctica cívica en la que el español siempre fue ejemplar.
Ahora, la torpeza insensata de Zapatero está logrando otro nuevo milagro: muchos de los que habían dejado de acudir a las iglesias y miraban con indiferencia a una jerarquía católica aislada y ajena a los grandes debates del país, ahora regresan a los templos y miran la iglesia de otro modo, como referente moral y baluarte de libertades y derechos ciudadanos frente a un Estado demasiado arrogante y poderoso.
Hay decenas de datos más que demuestran que Zapatero es un prodigio en la técnica del tiro por la culata. Me dice un amigo que dirige una empresa de investigaciones sociológicas que hasta el antiamericanismo está remitiendo y que los españoles, bajo el mandato de Zapatero, cada día miran hacia Washington con menos hostilidad.
Zapatero protege a los actores españoles, pero la sociedad reacciona con un boicot activo al cine español. Los medios de comunicación que apoyan a Zapatero con vergonzosa sumisión pierden audiencia, mientras que la COPE, bestia negra del presidente, gana oyentes cada día y sus arcas se llenan de dinero publicitario.
¿Más tiros por la culata? La educación ha bajado vergonzosamente de nivel y ya no es capaz de formar a expertos, técnicos o líderes empresariales sino a analfabetos preparados para ser dominados por la demagogia y las bajas pasiones. ¿Otro más? LaJusticia española, bajo el poder de un Zapatero sin escrúpulos que ha entrado en ella alí saco para intervenirla y controlarla, ha caído por los suelos y mientras en el extranjero causa risa, en España ha dejado de servir como mecanismo de seguridad democrática, generando entre los ciudadanos inseguridad y desprecio a la democracia y a sus instituciones.