Torpedos

Una Ley de Vivienda suicida



La recién aprobada Ley de Vivienda es un instrumento perverso y siniestro para ganar votos, vacío y casi imposible de que se convierta en realidad. Sus verdaderos objetivos son empobrecer, dividir, sembrar odio y ganar votos. Además, la Ley está envuelta en dudas que hace previsible que no pueda cumplirse, sobre todo el capítulo que habla de vivienda sociales para alquiler, destinadas a los jóvenes.

Provocará, sin duda, un encarecimiento de los alquileres porque los que tienen viviendas, ante la falta de seguridad jurídica, dejarán de alquilar, lo que provocará un aumento de los precios de alquiler. El gobierno lo sabe, pero quiere que esa subida de los precios se produzca para acusar a los propietarios de ser capitalistas insensibles y demostrar que solo el Estado protege a los débiles.

La izquierda se comporta con malicia y su objetivo no es ayudar al débil sino provocar división y odio que a ellos les proporcionan votos.

La ley no solo no soluciona el problema de los okupas sino que lo agrava. La España de Sánchez es la única nación de Europa que protege a los ladrones de viviendas un comportamiento contrario a las leyes que protegen el derecho a la propiedad y a la justicia.

El apoyo del gobierno y de las leyes a los okupas en España causa asco y desprecio en los sectores democráticos de la Europa Comunitaria y de la comunidad mundial, donde la protección de la propiedad es sagrada.

Un gobierno que protege a los okupas es un gobierno ladrón, ajeno a la democracia y adicto a la delincuencia.

Tiene razón la oposición cuando presenta la Ley de Vivienda como un instrumento radical y una intervención del gobierno en el mercado que altera los equilibrios y genera tensiones y dramas. El PP la presenta la como la prueba final de que "Sánchez se ha podemizado".

La Ley de Vivienda está hecha para beneficio de los okupas, los que no pagan los alquileres y los precarios y demuestra que Sánchez ya sólo intenta ganar los votos de la España más atrasada, pobre, inculta y deprimida, despreciando a la España que trabaja y quiere ser libre y prosperar.

Una Ley que es aprobada por el socialismo sanchista degenerado, los comunistas, totalitarios de distintas etiquetas, golpistas, separatistas y amigos del terrorismo, todos unidos por el odio a España como denominador común, no puede ser una buena ley.

Francisco Rubiales




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Domingo, 16 de Abril 2023
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