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Un juicio a Sadam Husein en el que el dictador tendrá su oportunidad





Sadam Hussein comparece hoy ante la justicia para responder a uno de los muchos delitos de los que es acusado: haber ordenado la muerte, en 1982, de casi 150 personas de la aldea chií de Dujail y el encarcelamiento y tortura de al menos otras 1.500, después de que se produjera un intento fallido de asesinato contra el ex dictador.

A pesar de que el delito por el que se le juzga es de los menos sangrientos, ha sido elegido para obtener una condena rápida que deteriore su imagen pública y proporcione una satisfacción a la comunidad chií, duramente reprimida por el dictador cuando estaba en el poder.

Aparentemente, Sadam se enfrenta a una trampa de la que puede salir con una condena a muerte, pero también tiene su oportunidad y él pretende aprovecharla para convertirse ante la opinión pública en un patriota martir sobre el que los invasores extranjeros quieren descargar su odio y venganza.

El ex presidente se enfrenta en total a siete cargos preliminares, incluidas las muertes de 1982, el aplastamiento de la rebelión kurda y chií tras la Guerra del Golfo, en 1991, la muerte de opositores políticos durante 30 años, la masacre de miembros de la tribu kurda barzani, en 1983, el asesinato de líderes religiosos, en 1974, la invasión de Kuwait, en 1990 y el asesinato con gas venenoso de miles de kurdos en la localidad de Halabja (norte), en 1988.

Las propias autoridades judiciales optaron por comenzar el juicio por la masacre de Dujail porque, tal como han reconocido, era el caso más fácil y rápido de instruir. "El caso de Dujail es el más sencillo de poner en marcha a la hora de reunir las pruebas y en cuanto a la preparación", según uno de los jueces del Tribunal Especial Iraquí.

Algunos comentaristas árabes creen que si el juicio, sobre el que está concentrada la atención de Iraq y del mundo, se desarrolla según las reglas de la democracia, Sadam tendrá la oportunidad de convertirse en un martir y de ser visto por millones de árabes como una víctima de los ejércitos invasores.

La sombra del ex presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, planeará sobre el juicio. Sadam tiene muy presente el ejemplo del exdictador serbio, que supo aprovechar su juicio para acusar a sus adversarios y presentarse como una víctima ante la opinión pública yugoslava y mundial. Los líderes iraquíes y sus consejeros estadounidenses piensan también en Milósevic y pretenden impedir que el acusado se convierta en acusador, utilizando un juicio interminable como plataforma propagándística.

Las autoridades iraquíes saben que un exhaustivo juicio que cubriera todos los supuestos crímenes del ex dictador podría necesitar años para verse completado, lo cual sería particularmente peligroso para los intereses de la actual administración iraquí, enfrentada a una insurgencia apoyada, sobre todo, por la minoría suní próxima al presidente derrocado.

Por esa razón, el objetivo de las autoridades iraquíes, conscientes de que la batalla se libra simultáneamente ante las leyes y ante la opinión pública, es que se emita pronto un veredicto y que haya una condena cuanto antes, a ser posible de muerte.

En todo caso, Sadam Husein tendrá derecho a apelar la sentencia ante otra cámara del Tribunal Especial Iraquí.


Franky  
Miércoles, 19 de Octubre 2005
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