Colaboraciones

UNA ESPAÑA DE "CHAPUZA"





Cuando se diseñó en los despachos y en las alturas la configuración de la dictadura de partidos hubo que montar un tinglado lo más parecido a un sistema democrático, igual que el que monta aquellos juegos reunidos Geyper, la casita, el parque, el supermercado, el colegio y la farmacia. Aquí montaron las instituciones Congreso, Senado (aunque no sirviera para nada) Gobierno, Poder Judicial y partidos políticos y sindicatos pero se olvidaron del elemento fundamental: los ciudadanos. A estos le dieron el papel de votar cada cuatro años y asunto zanjado. Ya teníamos lo más parecido a esas democracias de las que nos hablaban.

Lo malo de montar todo a golpe de plano fue que todo se sobredimensionó y se virtualizó, nada era real, ni en el Congreso se debatía conforme a la conciencia de los diputados sino que se hacia por disciplina de partido, ni a los diputados los elegía el pueblo, los nombraba el partido, ni el Senado ejercia la representación territorial sino que estaba configurado, al igual que el Congreso, por y para partidos políticos, ni el Poder Judicial era independiente sino que lo nombraban los partidos. Nada tenía que ver con la realidad.

Los sindicatos no iban a ser menos, se les dio un poder sobrevalorado, pues con una afiliación de las más bajas de Europa, no llegaban al 10%, fijaban las condiciones laborales del resto de los españoles, lo cual era una anomalía incomprensible que ha hecho que la economía de las empresas tampoco fuera real, el mismo convenio para una gran empresa de madera que para una pequeña en un país de pymes y autónomos solo podía hundir a nuestro tejido empresarial tradicional como así ha sido. Es dificil creer que puedan competir, así de increible es, pero el caso era darle poder a los sindicatos, que estuvieran en todas partes, desde la mesa de contratación de las instituciones, las administraciones hasta los consejos de Administración de las Cajas de Ahorro, era lo que decía el plano trazado de lo que debía ser una democracia según los cerebros pensantes del parasitismo español.

Y como no, llegó la hora de los liberados, esa plaga de parásitos que además de tocarse la entrepierna se la tocan a los demás, esos que viven del cuento desde que se levantan hasta que se acuestan, que tienen su tarjeta para tirar de restaurantes, de cruceros y de todo lo que se ponga por medio. Esta perversión del miedo al conflicto intentando regalar privilegios a los que más gritan es la política de los cobardes tan tipica en España durante siglos, lo cual ha llevado a que las cosas jamás funcionen porque ya me dirán que pinta un sindicalista recién salido de una cadena de montaje o de arreglar tornillos en Renfe en un Consejo de Administración de Bankia. Si además al sindicalista le da por alzar el puño y cantar la Internacional lo normal es que no tenga que hacer oposiciones ni demostrar sus méritos, automaticamente acaba de Ministro de Trabajo, de Interior o de Secretario de Estado de Defensa, Interior etc..

Así hemos construido España, de chapuza en chapuza pero tratando de contentar a los que mas gritan, que suelen ser los que menos trabajan. Eso es lo que son los sindicatos, una organización de parásitos con ganas de que abran una empresa para colocar liberados, recibir dinero a sacos y vivir del cuento, una organización sobrerepresentada en los planos de las élites gobernantes e infrarepresentada en la realidad, pero como este es un país donde lo virtual es lo que manda, así nos va.

Carlos RH

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Martes, 30 de Julio 2013
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