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¿Traiciona Zapatero sus principios políticos e ideológicos?





Si yo fuera Zapatero leería con suma atención el artículo "¿ Zapatero contra Pettit ?", que publica hoy en su periódico Pedro J. Ramirez, director de "El Mundo". Es como un purgante de aceite de ricino, pero está cargado de argumentos razonables y es tan convincente y saludable como antibiótico para infectado.

Sostiene el periodista que ZP parece estar traicionando los principios y normas del " republicanismo cívico " o " ciudadanismo " del polítólogo y gurú Philip Pettit, expuesto en su obra " Republicanismo, una teoría sobre libertad y gobierno " (Paídos, 1977), que Zapatero dice compartir y que considera como su "biblia" política personal.

Y los está violando --sostiene el artículo-- porque, mientras Pettit exige que el gobierno se aleje de la dominación de la sociedad y de los ciudadanos, respetando el imperio de la ley, obligando a sus agentes y facciones a que se atengan estrictamente al cumplimiento de esa ley y a que renuncien a influencias arbitrarias, su gobierno está haciendo lo contrario al permitir que campeen por el Pais Vasco el miedo ciudadano y la ilegalizada Batasuna, que el Tripartito catalán acose a los castellanoparlantes, que se establezcan censuras arbitrarias a la libertad de expresión, como las del CAC, o que prospere una insostenible OPA sobre ENDESA, sólo porque una facción del socialismo, la que representan Maragall y Montilla, se empeñe en sacarla adelante, contra viento y marea.

Recuerda Pedro J. que el gurú personal de Zapatero no considera suficiente el respeto minucioso a la ley y el cumplimiento escrupuloso de esas leyes por parte del gobierno y sus representantes, sino que, además, exige, para garantizar que partidos y gobierno no se conviertan en vulgares dominadores y sojuzgadores, que " las leyes imperantes no sean fácil y excesivamente mudadizas bajo la presión de las mayorías", para lo cual, entre otras medidas, recomienda que las leyes principales requieran, para ser cambiadas, mayorías cualificadas de dos tercios, precisamente lo contrario de lo que pretende hacer Zapatero con el Estatuto de Cataluña, un documento que pretende aprobar por mayoría simple, a pesar de que cambia las reglas de juego del Estado, trastoca la esencia de la nación y está causando oleadas de alarma en la sociedad española, en el propio partido socialista y hasta en los cuarteles, como demuestran las duras palabras pronunciadas por el arrestado general Mena, jefe de las fuerzas terrestres, que afirma hablar en nombre de miles de compañeros de armas.

ZP, tras su victoria por sorpresa en marzo de 2004, se presentó ante los españoles como un " ciudadanista " portador de esperanzas y dispuesto a reestructurar el Estado, haciéndolo más benevolente, menos dominador y mas respetuoso de las leyes, controlando las desmadradas apetencias de poder de los partidos políticos y respetando la independencia de los poderes básicos del Estado, pero apenas dos años después, esas promesas y esperanzas se están conviertiendo en humo frustrante, a juzgar por la permisividad o complicidad del gobierno en la vulneración de los derechos civiles en el País Vasco y en Cataluña, el descarado apoyo a una OPA que debería moverse libremente por los caminos de la economía, el establecimiento de censuras mediáticas y la intención de apoyar un Estatuto catalán que está desgarrando a la sociedad española, sin el apoyo del PP, representante de casi la mitad de los españoles.

Franky  
Domingo, 8 de Enero 2006
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