Durante décadas, los malos políticos convirtieron la democracia venezolana en un basurero corrupto y degenerado. Hugo Chavez, a quien algunos llaman dictador, es la consecuencia directa de esa falsa democracia que, cuando se degenera y practica el mal gobierno, abona la tierra para que lleguen los gorilas rojos o negros, a los que el pueblo, cansado de políticos corruptos e incapaces, acoge y apoya como a uno de los suyos.
Hugo Chavez acaba de ganar las elecciones en Venezuela de manera clara y contundente. Su liderazgo, aunque no nos guste a los verdaderos demócratas porque tiene ribetes autoritarios y porque sus amigos son dictadores sanguinarios como Fidel Castro, es democráticamente legítimo porque está basado en el apoyo popular.
Paises como España, donde la corrupción y el mal gobierno están dañando seriamente la imagen de la democracia y desprestigiando a los políticos, deberían tener muy presente la experiencia venezolana y asumir plenamente que, del mismo modo que impresentables como Carlos Andrés Pérez, el "amigo" de Felipe González, parieron a Hugo Chavez, también los actuales políticos españoles pueden estar sembrando la tierra de descrédito democrático para que en el futuro germine un gorila populista autoritario.
Cuando la democracia se degrada, como ocurrió en Venezuela con copeianos, adecos y otros viejos políticos, cuando la voluntad popular es marginada y los valores caen, es perfectamente explicable que el pueblo, decepcionado, no reaccione en defensa de la democracia y prefiera a un gorila populista antes que a una sabandija corrupta y desalmada.
Hugo Chavez acaba de ganar las elecciones en Venezuela de manera clara y contundente. Su liderazgo, aunque no nos guste a los verdaderos demócratas porque tiene ribetes autoritarios y porque sus amigos son dictadores sanguinarios como Fidel Castro, es democráticamente legítimo porque está basado en el apoyo popular.
Paises como España, donde la corrupción y el mal gobierno están dañando seriamente la imagen de la democracia y desprestigiando a los políticos, deberían tener muy presente la experiencia venezolana y asumir plenamente que, del mismo modo que impresentables como Carlos Andrés Pérez, el "amigo" de Felipe González, parieron a Hugo Chavez, también los actuales políticos españoles pueden estar sembrando la tierra de descrédito democrático para que en el futuro germine un gorila populista autoritario.
Cuando la democracia se degrada, como ocurrió en Venezuela con copeianos, adecos y otros viejos políticos, cuando la voluntad popular es marginada y los valores caen, es perfectamente explicable que el pueblo, decepcionado, no reaccione en defensa de la democracia y prefiera a un gorila populista antes que a una sabandija corrupta y desalmada.