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Se reúnen los dementes que asesinan el planeta Tierra



La cumbre sobre el cambio climático que se inaugura hoy en Madrid es un esperpento porque encomienda la curación de la Tierra enferma a los locos que la están destruyendo. La cumbre sobre el cambio climático en la Tierra pretende salvar el planeta, que agoniza amenazado por la contaminación, pero no toca la esencia del problema, que es la mente humana, cada día más enferma y pervertida, que es la que, desde el poder, adopta las decisiones que destrozan el equilibrio y destruyen nuestro hábitat. El ser humano es cada día mas insensible y malvado. Los delincuentes han encontrado el camino para tomar el poder y gobernar en muchos países y hay enfermedades oscuras, como el Harbar, todavía no asumida por la ciencia médica pero ampliamente investigada en algunos ámbitos de la nuerociencia, que genera daños neuronales y distorsiones en la comunicación interneuronal que empujan a la injusticia, la violencia y el crimen.

Es una enfermedad todavía misteriosa pero que explicaría lo que es inexplicable del mal y como la expansión de la maldad en el mundo también tiene razones basadas en las distintas contaminaciones del medio ambiente, desde la nuclear a la química.
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Curar el planeta sin curar primero al hombre que es el causante de la destrucción de la naturaleza y del avance constante hacia el suicidio colectivo es absurdo y poco eficaz. De hecho, los dos países más contaminantes del mundo, China y Estados Unidos, no colaboran en la lucha por salvar el planeta y siguen contaminando como bestias.

No es sólo un asunto de cambio climático el que debemos afrontar como especie, sino algo más grave y vergonzoso: el ser humano se envilece y pierde valores, ya sea porque sus neuronas están afectadas por la contaminación, como sostienen los neurocientíficos del Harbar, o porque el liderazgo mundial se ha envilecido de tal manera que tras haber sido ocupado por numerosos enfermos, en lugar de promover el amor, la solidaridad, la paz y leyes justas que mejoren el mundo, promueven la división, la envidia, el enfrentamiento, la injusticia, la guerra y el egoísmo en todas sus escalas y facetas.

Antes de celebrar una cumbre sobre el clima, habría que celebrar una cumbre para salvar al hombre de la vileza, una cumbre de filósofos y de médicos, mas que de políticos, ya que estos son los principales exponentes del mal en nuestro planeta, gente de cerebros dañados y enferma del “síndrome de Hibris”, la enfermedad de los políticos malvados, padecida por muchos jefes de Estado, de gobierno, ministros y altos cargos del mundo, una terrible alteración del cerebro que convierte a las personas en egoístas, insensibles, crueles, arbitrarias y hasta en auténticos criminales.

Estudiada por el psiquiatra británico David Owen, que fue ministro, y magníficamente descrita en su libro "En el poder y en la enfermedad: Enfermedades de jefes de Estado y de gobierno en los últimos cien años", el síndrome de Hibris describe perfectamente la personalidad de psicópatas dañinos en el poder, entre los que podrían encontrarse los españoles Zapatero y Pedro Sánchez, además de Stalin, Fidel Castro, Kennedy, Mao y una larga fila de mandatarios crueles y culpables en gran medida de la deriva suicida de nuestro mundo.

La cumbre sobre el cambio climático de la Tierra se inaugura hoy en Madrid con esa carencia y dentro de la paradoja de que muchos enfermos con gran poder se reunirán para buscar remedio a un mal del que ellos mismos son protagonistas y promotores.

Del 2 al 12 de diciembre se buscarán remedios en Madrid para el mundo que agoniza, pero nadie se atreverá a decir que las peores enfermedades del planeta las causan los políticos que gobiernan, lo que equivale a convertir la cumbre en una ridícula opereta, en la que los curanderos están locos.

Por esa locura, nadie se toma en serio el hecho de que estamos destruyendo nuestra morada y por eso mismo prevalecen los valores negativos sobre los positivos, el mal sobre el bien y la muerte sobre la vida.

Sin tratar primero y someter a tratamiento de emergencia a nuestros líderes, esos que en el fondo de sus mentes enfermas disfrutan derramando plásticos sobre el océano y llenando la atmósfera de gases mortales, toda cumbre sobre el clima y todo intento de salvar el planeta fracasarán, como también han fracasado y fracasarán los intentos de que el mundo viva en paz, de que la Justicia impere y de que los hombres consigan esa felicidad a la que tienen derecho. La única causa cierta y principal de todos esos males es un asunto tabú y consiste en que nuestros dirigentes están enfermos y que el mal ha entrado de lleno en los palacios y ministerios, contaminándolo todo desde allí.

Francisco Rubiales

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Lunes, 2 de Diciembre 2019
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