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¿Se ha arrodillado Úrsula ante Donald Trump?



Nunca como ahora ha sido tan evidente la decadencia de Europa. El acuerdo sellado con Estados Unidos sobre aranceles y comercio demuestra que Europa se ha dejado humillar y acepta un papel vergonzoso, dependiente y subalterno de Washington.

Úrsula von der Leyen, máxima representante de la Unión Europea, ha sellado con Donald Trump un acuerdo polémico que según algunos evita una peligrosa guerra comercial y según otros significa una vergonzosa rendición de Europa ante el pistolero chulo americano.

Unos dicen que la Von der Leyen se ha bajado las bragas ante Estados Unidos y, al someterse a la tiranía de Trump, ha condenado a la Unión Europea a ser una colonia norteamericana, pero otros dicen que el acuerdo abrirá una época de prosperidad para ambos lados del Atlántico.

Ea evidente que la división es el principal rasgo de la Unión Europea en este momento.

El acuerdo implica aranceles del 15 por ciento para los productos europeos y, al parecer, arancel cero para los norteamericanos que lleguen a Europa. Además, se ha acordado una inmensa inversión y compra de bienes norteamericanos por parte de los europeos, sobre todo energía y armamento, sin contrapartidas norteamericanas visibles.

Con independencia de lo acordado, los aranceles USA son una brutalidad chulesca de Trump que está dinamitando el comercio mundial y con los que quiere alcanzar por la fuerza una nueva prosperidad para Estados Unidos, un país en franco declive.

Si De Gasperi, Schuman, Adenauer y los otros padres fundadores de la Unión Europea levantarán la cabeza de su tumbas, quizás se morirían de vergüenza al contemplar a su Europa arrodillada ante la prepotencia altiva de Washington y tacharían a Úrsula de cobarde meretriz.
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A Úrsula se le veía cara de derrotada desde el principio. Ella se dejó dominar por el miedo de Europa a un enfrentamiento serio con los Estados Unidos. La Europa actual tiene que aprender a caminar sin las muletas americanas.
En las capitales europeas, las reacciones no han sido unánimes. Pedro Sánchez ha expresado su «respaldo» al acuerdo, pero destacó que lo hacía «sin entusiasmo».

La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) indicó en una nota que «es mejor un acuerdo que una guerra comercial abierta, pero no nos resignamos a que las exportaciones de nuestros productos a Estados Unidos estén penalizadas con un arancel del 15%.

Para el primer ministro de Francia, François Bayrou, la UE se «sometió» a Estados Unidos con ese acuerdo. En su visión, fue «un día sombrío» para Europa, que «se resigna a la sumisión».

En contrapartida, la jefa del gobierno de Italia, Giorgia Meloni, recibió «positivamente» el acuerdo. «Una escalada comercial entre Europa y Estados Unidos habría tenido consecuencias imprevisibles y potencialmente devastadoras», comentó.

Para Friedrich Merz, jefe del gobierno de Alemania, el acuerdo «evita una escalada inútil» en los aranceles al intercambio comercial.

Si se tiene en cuenta que la verdadera política consiste en resolver problemas y lograr un mundo mejor para los ciudadanos, el acuerdo no es para sentir orgullo sino asco de un mundo que no sabe cooperar y que acepta utilizar el chantaje y la fuerza para relacionarse.

Los más radicales se refieren a Úrsula diciendo que cuando un político se somete sin luchar y acepta una situación de desequilibrio e injusticia, debe dimitir por cobarde, inútil, indigno y por no saber defender los intereses del ciudadano.

Lo cierto es que la mujer que conduce la Unión ha bajado la cabeza ante el imperio americano y ha aceptado de pleno la tesis de Trump de que Europa se estaba aprovechando de los USA y explotándolo, toda una falsedad inventada por el pistolero rubio.

Para nosotros, el acuerdo es una rendición camuflada ante un chulo más agresivo e imperialista que todos sus predecesores, necesitado como nadie de recibir una lección de humildad y realismo.

Según ha declarado Trump con triunfalismo, los países europeos accederán a aplicar aranceles cero a las importaciones estadounidenses.

Se ha perdido una oportunidad para relanzar a Europa como potencia independiente, haciendo valer su condición de principal mercado del planeta ante unos Estados Unidos que claramente está devaluando sus relaciones transatlánticas y desplazando su interés prioritario al escenario del Pacífico, donde opera China, su gran adversario.

Francisco Rubiales

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Martes, 29 de Julio 2025
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