La estampida de votantes del PSOE hacia IU puede ser monumental en las próximas elecciones generales. Las últimas encuestas afirman que el PSOE sigue perdiendo adhesiones y que ya está en un 28,5% en estimación de voto, tras una caída de 4,5 puntos porcentuales en un mes, a casi 15 puntos de distancia del PP, que ganaría las elecciones con mayoría absoluta.
Para los demócratas españoles es importante no caer en la euforia y pensar que los izquierdistas han recuperado la razón porque todo indica que esos votantes decepcionados de la izquierda votarán a Izquierda Unida, lo que significa una nueva apuesta, todavía más peligrosa y dictatorial, por la destrucción de España, de su democracia y de su prosperidad.
No está medida de manera fiable la intención de voto de Izquierda Unida, pero es posible que esté superando ya el 11 por ciento, lo que significa más partidarios que cuando alcanzó su record histórico, en 1996.
Los experto afirman que la inmensa mayoría de los que dejarán de votar al PSOE votarán por Izquierda Unida, por el Voto en Blanco o por la abstención. Las cifras indican que apenas el 4 por ciento de los votantes que abandonan a Zapatero votarán a la derecha.
Votar a Izquierda Unida significa apostar por el hundimiento definitivo de España, ya que ese partido sólo cree en lo público y desprecia a los emprendedores, que son la única esperanza de recuperación del país. Izquierda Unida incrementaría brutalmente los impuestos, engordaría todavía más al ya monstruoso sector público y acosaría a las empresas con impuestos, tasas y servidumbres, lo que representa una garantía para el empobrecimiento del país. Izquierda Unida representa mucho más Estado y menos sociedad, más totalitarismo, menos democracia, más partitocracia y una marginación todavía más intensa del ciudadano, desplazado por una filosofía política que sólo cree en el Estado y en el poder de las élites políticas.
Habrá que rezar para que los votantes de la izquierda española voten en blanco o que, asqueados de las traiciones, errores y mentiras de Zapatero, se queden en sus casas viendo la tele, antes que destruir todavía más el país votando por dictadores comunistas que, según ha demostrado con creces la Historia, únicamente saben crear pobreza, tristeza y esclavitud allí donde alcanzan el poder.
Para los demócratas españoles es importante no caer en la euforia y pensar que los izquierdistas han recuperado la razón porque todo indica que esos votantes decepcionados de la izquierda votarán a Izquierda Unida, lo que significa una nueva apuesta, todavía más peligrosa y dictatorial, por la destrucción de España, de su democracia y de su prosperidad.
No está medida de manera fiable la intención de voto de Izquierda Unida, pero es posible que esté superando ya el 11 por ciento, lo que significa más partidarios que cuando alcanzó su record histórico, en 1996.
Los experto afirman que la inmensa mayoría de los que dejarán de votar al PSOE votarán por Izquierda Unida, por el Voto en Blanco o por la abstención. Las cifras indican que apenas el 4 por ciento de los votantes que abandonan a Zapatero votarán a la derecha.
Votar a Izquierda Unida significa apostar por el hundimiento definitivo de España, ya que ese partido sólo cree en lo público y desprecia a los emprendedores, que son la única esperanza de recuperación del país. Izquierda Unida incrementaría brutalmente los impuestos, engordaría todavía más al ya monstruoso sector público y acosaría a las empresas con impuestos, tasas y servidumbres, lo que representa una garantía para el empobrecimiento del país. Izquierda Unida representa mucho más Estado y menos sociedad, más totalitarismo, menos democracia, más partitocracia y una marginación todavía más intensa del ciudadano, desplazado por una filosofía política que sólo cree en el Estado y en el poder de las élites políticas.
Habrá que rezar para que los votantes de la izquierda española voten en blanco o que, asqueados de las traiciones, errores y mentiras de Zapatero, se queden en sus casas viendo la tele, antes que destruir todavía más el país votando por dictadores comunistas que, según ha demostrado con creces la Historia, únicamente saben crear pobreza, tristeza y esclavitud allí donde alcanzan el poder.