Colaboraciones

SE HA ARMADO LA MARIMORENA, JAIME





El ala izquierda del Consistorio madrileño (léase PSOE e IU) volvió a quedar otra vez en evidencia, en párvula y mezquina evidencia (agregaría y especificaría –si me dejaran, que parece que sí- un poco más yo, quien rubrica abajo), al tomar el nombre y primer apellido del finado escritor Jaime Campmany, un literato como la copa de un pino en sus momentos más bajos, en vano, como muñeco del pim pam pum, a propósito del asunto de la calle que la villa quiere dedicarle tras su óbito.

Sienta mal que los "hunos", entre los que uno se cuenta, estén tan ciegos que no acierten a ver la excelencia allí donde se hallen. Pero aún fastidia, hastía o repatea más que se intente (vacuo propósito) desprestigiar el ingenio y la figura de quien ya no se encuentra entre nosotros y, por lo tanto, no puede defenderse, quien, no obstante, reputo conspicuo mago de la palabra.

Las bajezas proferidas por las dos concejales colegialas (Rosa León y Concha Denche) no deben ser tenidas en consideración ni tomadas en cuenta.

Mi estro acaba de inspirarme (mandándome copiar al momento –tratándome de lo que soy, uno de sus plurales amanuenses sin sueldo-) este brevísimo diálogo que, al parecer, ha tenido lugar hace escasos instantes en el Cielo (entre san Pedro y Campmany):

-Según me han informado, Jaime, menudo guirigay se ha organizado en Madrid por nada, que los "hotros" quieren dedicarte una calle.

-¿Una calle? Calle, por Dios, calle.

Emilio González, "Metomentodo".

Franky  
Lunes, 5 de Diciembre 2005
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