Rosa Díez, portavoz de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) realizó anoche en Sevilla una brillante exhibición dialéctica y entusiasmó a la audiencia con ideas y propuestas que no son otra cosa que la democracia en estado puro.
Sus ideas y su capacidad de ilusión entusiasmaron a la audiencia y dejaron en evidencia la enorme mediocridad de los "candidatos" de los grandes partidos, Zapatero y Rajoy, exhibida reciantemente ante millones de españoles en sendos debates "cara a cara" televisados en directo.
Comparados con ellos, Rosa es, simplemente, una demócrata, alguién capaz de entusiarmas, de convencer y de rechutar gente para su causa, que es la de la libertad, la igualdad, la justicia y la convivencia equilibrada entre españoles iguales.
El gran salón del Hotel Occidental, donde habló, estaba abarrotado y sus ideas y propuestas fueron interrumpidas decenas de veces por aplausos.
Parecía un David instantes antes de enfrentarse a Goliat. Su aparente fragilidad física, unida a su valentía y a su poderosa capacidad de convencer, fascinaron a una audiencia que, quizás sin saberlo, estaba comparando la "democracia" de Rosa (igualdad garantizada, protagonismo de los ciudadanos, fuera privilegios nacionalistas, listas abiertas, Justicia independiente, partido y élites políticas con poder controlado por los ciudadanos, mandatos de tiempo limitado, etc.) con la "bazofia" política y la cobardía que sirvieron al unísono Zapatero y Rajoy en sus debates televisivos.
Uno de los presentes, tras experimentar la calidad de su discurso, los valiosos contenidos regeneradores desatados por la candidata y la honrada apelación a la libertad y a la fuerza de las ideas libres que hizo Rosa Díez, comentó que "UPD puede ser la honda que estamos necesitando los demócratas españoles para derribar al grosero Goliat del truculento y desalmado bipartidismo español". Otro dijo que "aquí se respira el mismo aire demócrata que respirábamos en los primeros años de la Transición, antes de que la democracia fuera traicionada por los partidos".
Lo curioso y sorprendente es que la representante de UPyD no hizo otra cosa que desnudar la democracia ante la audiencia, sin truco alguno, demostrando, sin decirlo, que la degeneración de la política española es terrible y que lo que los grandes partidos nos "venden" como democracia es sólo un sistema putrefacto sin una gota de dignidad.
Sus ideas y su capacidad de ilusión entusiasmaron a la audiencia y dejaron en evidencia la enorme mediocridad de los "candidatos" de los grandes partidos, Zapatero y Rajoy, exhibida reciantemente ante millones de españoles en sendos debates "cara a cara" televisados en directo.
Comparados con ellos, Rosa es, simplemente, una demócrata, alguién capaz de entusiarmas, de convencer y de rechutar gente para su causa, que es la de la libertad, la igualdad, la justicia y la convivencia equilibrada entre españoles iguales.
El gran salón del Hotel Occidental, donde habló, estaba abarrotado y sus ideas y propuestas fueron interrumpidas decenas de veces por aplausos.
Parecía un David instantes antes de enfrentarse a Goliat. Su aparente fragilidad física, unida a su valentía y a su poderosa capacidad de convencer, fascinaron a una audiencia que, quizás sin saberlo, estaba comparando la "democracia" de Rosa (igualdad garantizada, protagonismo de los ciudadanos, fuera privilegios nacionalistas, listas abiertas, Justicia independiente, partido y élites políticas con poder controlado por los ciudadanos, mandatos de tiempo limitado, etc.) con la "bazofia" política y la cobardía que sirvieron al unísono Zapatero y Rajoy en sus debates televisivos.
Uno de los presentes, tras experimentar la calidad de su discurso, los valiosos contenidos regeneradores desatados por la candidata y la honrada apelación a la libertad y a la fuerza de las ideas libres que hizo Rosa Díez, comentó que "UPD puede ser la honda que estamos necesitando los demócratas españoles para derribar al grosero Goliat del truculento y desalmado bipartidismo español". Otro dijo que "aquí se respira el mismo aire demócrata que respirábamos en los primeros años de la Transición, antes de que la democracia fuera traicionada por los partidos".
Lo curioso y sorprendente es que la representante de UPyD no hizo otra cosa que desnudar la democracia ante la audiencia, sin truco alguno, demostrando, sin decirlo, que la degeneración de la política española es terrible y que lo que los grandes partidos nos "venden" como democracia es sólo un sistema putrefacto sin una gota de dignidad.