Información y Opinión

Rasgos totalitarios que aterrorizan a los españoles



Las declaraciones de un general de la Guardia Civil reconociendo que el instituto armado lucha contra los que critican al gobierno han provocado una tormenta de indignación y miedo en España, donde la población ya está cansada y nerviosa por el largo confinamiento y por los indicios evidentes de que el gobierno español posee tendencias totalitarias muy peligrosas.
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Aumenta la sospecha de que España avanza hacia Venezuela
Además de la metedura de pata del general, que habría indignado y avergonzado al mismo Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil, hay otros muchos indicios que revelan un peligroso totalitarismo del gobierno, por el momento controlado.

El primero de ellos es la censura, que se manifiesta en ámbitos como la lucha contra lo que ellos llaman "bulo", que cada vez se identifica más con las opiniones e informaciones que disgustan al gobierno y le perjudican. Los socialistas y comunistas que gobiernan, como ocurría en la URSS y sigue ocurriendo en China, Cuba y Venezuela, piensan que todo lo que no sea la "opinión oficial" es bulo peligroso que hay que combatir, un criterio totalitario y esclavizante, incompatible con la democracia y con las libertades.

Otro indicio totalitario es la destitución de decenas de periodistas críticos, todos ellos fulminados o expulsados de medios públicos o privados que el gobierno domina gracias a sus subvenciones y ayudas. El rosario de fulminados comienza con Fernando Garea, presidente de la agencia EFE, y sigue con Sergio Martín, Victor Arribas, Jenaro Castro, Raquel Martínes, Javier Cárdenas, Jota Abril, Pedro Carreño, Julio Somoano, Jesús Álvarez, Inés Ballester y Jerónimo Fernández, todos ellos presentadores o directores de programas en RTVE, Iker Jiménez y su programa "Cuarto Milenio" y decenas de columnistas y tertulianos independientes o con ideas de centro y derecha.

Las afirmaciones del imprudente y osado Pablo Iglesias, vicepresidente del gobierno al que algunos medios de derecha llaman "hiena", cuestionando la propiedad privada, amenazando con nacionalizar los ahorros, si fuera necesario, y la existencia de medios de comunicación privados, han disparado la alarma y el miedo en una España que, aunque siga siendo una democracia formal, está seriamente en peligro con tipos así ocupando sillones destacados en el gobierno.

La pregunta del CIS sobre la censura y el notable incremento de la represión en las redes sociales son otros rasgos que reflejan el totalitarismo reprimido que anida en el gobierno y que desata la repulsa y los nervios entre los demócratas españoles, cada día más convencidos de que el país está siendo conducido, silenciosa y ocultamente, hacia lo que hoy es Venezuela.

El diseño de las ruedas de prensa de la Moncloa, donde las preguntas eran filtradas por el gobierno y donde se sigue seleccionando a los medios que preguntan, son otro rasgo que denota la tendencia totalitaria y la influencia del trasnochado comunismo en el poder.

La utilización del miedo y la mentira es el método favorito del totalitarismo, junto con la propaganda y la confusión, para eliminar la crítica y domesticar a los librepensadores y demócratas. En España, esas técnicas se están desplegando con un descaro que creíamos imposible en la Europa democrática.

Millones de españoles se sintieron ayer estupefactos e indignados cuando el general Santiago dijo ante las cámaras, en el programa de gran audiencia que informa sobre el coronavirus, que una de las tareas de la Guardia Civil es perseguir los bulos para «minimizar ese clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno». El escándalo fue de especial relevancia porque los españoles confiaban hasta ahora en "su" Guardia Civil y la consideraban blindada ante los abusos y arbitrariedades de cualquier gobierno.

La oposición española puso el grito en el cielo y no descarta que el general cumpliera órdenes y estuviera revelando una labor encomendada por el mismo gobierno, aunque después sus declaraciones hayan sido matizadas y hasta desmentidas. La oposición pide explicaciones al ministro del Interior sobre la labor de la Benemérita, que después aclaró en una nota que se vigilan solo los bulos que generan alarma social, especialmente en temas de salud, y reitera su «escrupuloso respeto a la libertad de expresión».

La frase del general Santiago es tan escandalosa que debe ser un lapsus, aunque es difícil creer que todo un general cometa ese tipo de errores, propios de principiantes.

Todos estos hechos y cientos de detalles mas disparan las sospechas de que el comunismo ha clavado sus garras en el corazón de España y no quiere soltar la presa, a la que está arrastrando hacia su guarida. Si realmente están actuando con hipocresía y traición, esos comunistas españoles agazapados deberían ser conscientes de que el país está nervioso y cansado de sufrir un arresto domiciliario que muchos consideran desproporcionado y producto también de las tendencias totalitarias ocultas del gobierno de Sánchez.

La proliferación de bulos y de especulaciones, muchos disparatados y alarmistas pero otros muy bien argumentados y convincentes, es otro rasgo que denota el nerviosismo y el hartazgo de un pueblo que quiere ser gobernado sin mentiras ni manipulaciones, propias de falsos demócratas y de domadores de almas sin valores ni decencia.

Francisco Rubiales

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Lunes, 20 de Abril 2020
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