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Rajoy no ha hecho nada para ser investido y quiere elecciones el 25 de diciembre



Si uno analiza sin pasión las dos jornadas parlamentarias de investidura, resulta evidente que Rajoy, consciente de que no tiene votos suficientes ni posibilidad de reunirlos, no ha hecho absolutamente nada para ser investido y que está trabajando ya para que los españoles le votemos el 25 de diciembre. La suya es una jugada de riesgo que podría salirle mal, si los ciudadanos descubren todo el desprecio y la falta de respeto que se esconde detrás de la decisión de convocar elecciones el día de la Navidad, la fiesta familiar por excelencia, sin otro motivo que el rastrero y miserable de presionar al adversario político y derrotarlo.

El desprecio de los políticos a los ciudadanos y la falta de respeto al votante podrían generar una terrible jornada de venganza ciudadana ese día de Navidad, en el que muchos no votarán, otros lo harán indignados y muchos lo harán con ganas de hacer morder el polvo a esos políticos fracasados, ineptos y miserables, incapaces de dialogar y de pactar para formar gobierno, que incumplen una y otra vez el mandato del pueblo y que, sin escrúpulos ni responsabilidad, hacen votar a los ciudadanos tres veces en un año.
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La decisión de convocar elecciones el día de la Navidad, sin otro motivo que presionar al adversario político y derrotarlo, es rastrero, miserable y de una bajeza inmensa. Fijar el 25 de diciembre, la fiesta familiar por excelencia, como jornada para votar refleja un desprecio a la ciudadanía y una indecencia extrema, difícil de soportar sin indignarse y rebelarse.

A los españoles se les está agotando la paciencia y es probable que decidan castigar a esa clase política insensata y tan corrompida que ha incumplido dos veces seguidas el mandato ciudadano de dialogar y pactar para formar gobierno. Si eso ocurre, la escabechina va a afectar, sobre todo, a los dos grandes partidos, al PP y al PSOE, los que han demostrado hasta la saciedad su podredumbre, egoísmo insultante, desprecio a la ciudadanía y obsesión insana por el poder.

Millones de españoles afrontarán el 25 de diciembre con el deseo de hacer morder el polvo a los políticos. Muchos no votarán y muchos otros lo harán indignados porque sus votos anteriores han ido a la papelera y les obligan a votar por tercera vez en un año y en el día de las familias.

Con su discurso de investidura, Rajoy siguió rompiendo puentes y creándose más enemigos. En el posterior debate se vio claro que estaba haciendo campaña electoral para las votaciones del 25 de diciembre.

Nuestros políticos son tan arrogantes y están tan corrompido y alejados de la realidad que no han sido capaces de tener miedo a una venganza popular que podría desatarse el día de Navidad, si el pueblo toma conciencia de que haber fijado para ese día las votaciones constituye una de las locuras más indecentes ideadas por un partido político en toda la historia moderna del mundo civilizado.

Ese día, comparecerían ante una ciudadanía indignada, asqueada y enfurecida los mismos candidatos fracasados que han sido incapaces de dialogar y pactar en las dos ocasiones anteriores, los que incumplieron claramente el mandato popular expresado en las urnas, un cuarteto siniestro de políticos que han hecho el ridículo y desobedecido el mandato del pueblo.

Rajoy no tiene amigos ni sabe ganárselos. Su imagen está destrozada por sus mentiras e incumplimientos, por capitanear un partido infectado de corrupción, por su sobrecogedora capacidad para empobrecer a los ciudadanos, empeñar para toda la vida con una deuda impagable, acribillarlos a impuestos y destrozar la clase media española y el respeto a España en el mundo.

La otra opción de gobierno, representada por el socialista Pedro Sánchez, se ha ganado también el rechazo y la repulsa de millones de españoles, indignados por su hipocresía al acusar de corrupción al PP, cuando su partido está podrido hasta el tuétano, y por su indisimulada ambición de poder. El candidato socialista acumula ya un rechazo ciudadano similar al que tuvo Zapatero en sus peores momentos y proyecta la imagen de un ambicioso fuera de control, capaz de hacer cualquier cosa para alcanzar la presidencia.

Es más que probable que a los españoles se le ha agotado la paciencia y que el PP y el PSOE solo puedan contar en diciembre con sus incondicionales mas fanáticos, pero no con los que sepan pensar, con los indecisos, los demócratas y con la creciente masa de indignados. Todos esos iremos a la abstención, al voto en blanco o a votar a otros partidos, quizás a Ciudadanos, que en buena lógica sería el partido máss beneficiado por haber realizado esfuerzos reales en favor de la concordia, el pacto y por evitar unas terceras elecciones.

Mucho va a depender de a quién culpen los ciudadanos por tener que votar el 25 de diciembre, si a Rajoy, por ser quien ha elegido y designado la fecha, o a Sánchez, por haber atascado a España con su NO permanente, forzando así las terceras elecciones.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 31 de Agosto 2016
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