La podrida y degenerada democracia española, incapaz de proporcionar a los ciudadanos respeto, participación política, confianza o credibilidad, tampoco supo ofrecer un debate libre, digno y abierto entre Pedro Solbes y Manuel Pizarro, proporcionando en su lugar una aburrida y trucada sucesión de monólogos encorsetados y pactados por los dos grandes partidos.
Si el debate es una sucesión de ideas y conceptos en busca de la verdad y un camino para el discernimiento, lo que los partidos políticos nos ofrecieron anoche fue una estafa.
¿Quien ganó? ¿Quien perdió? Esas son las únicas cuestiones que interesan al poder, pero son preguntas irrelevantes cuando muchos españoles, ante el triste espectáculo de dos marionetas que sustituyeron sin rubor el sano debate y el discernimiento por monólogos insoportables, hicieron lo correcto al cambiar de canal y ver una película o una serie.
Si lo ocurrido anoche es el anticipo de los prometidos debates entre Zapatero y Rajoy, los ciudadanos nos encontramos ante otra estafa más de una partitocracia que vive del truco y del miedo a perder, incapaz de arriesgar en una confrontación que aclare ante los ciudadanos libres las grandes incognitas del país, que ilumine las grandes deficiencias y traiciones de la política española y que ponga en evidencia los errores y carencias del poder.
Sin embargo, que nadie se extrañe de lo ocurrido porque es perfectamente lógico: una democracia degenerada que ha sido transformada a traición en una sucia partitocracia precisamente por los dos partidos que ayer debatían, es imposible que pueda ofrecer un debate limpio y digno a sus ciudadanos.
Si el debate es una sucesión de ideas y conceptos en busca de la verdad y un camino para el discernimiento, lo que los partidos políticos nos ofrecieron anoche fue una estafa.
¿Quien ganó? ¿Quien perdió? Esas son las únicas cuestiones que interesan al poder, pero son preguntas irrelevantes cuando muchos españoles, ante el triste espectáculo de dos marionetas que sustituyeron sin rubor el sano debate y el discernimiento por monólogos insoportables, hicieron lo correcto al cambiar de canal y ver una película o una serie.
Si lo ocurrido anoche es el anticipo de los prometidos debates entre Zapatero y Rajoy, los ciudadanos nos encontramos ante otra estafa más de una partitocracia que vive del truco y del miedo a perder, incapaz de arriesgar en una confrontación que aclare ante los ciudadanos libres las grandes incognitas del país, que ilumine las grandes deficiencias y traiciones de la política española y que ponga en evidencia los errores y carencias del poder.
Sin embargo, que nadie se extrañe de lo ocurrido porque es perfectamente lógico: una democracia degenerada que ha sido transformada a traición en una sucia partitocracia precisamente por los dos partidos que ayer debatían, es imposible que pueda ofrecer un debate limpio y digno a sus ciudadanos.