Colaboraciones

ROSA DÍEZ, EJEMPLO A REMEDAR





“Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente”.

Lucio Anneo Séneca


Esta mañana (hace ya algunas horas del suceso) en Ruedo Ibérico he escuchado y visto la interviú que Montse Domínguez le ha hecho a Rosa Díez, autora otrora de estas palabras: “Quiero seguir teniendo mi conciencia en paz. Quiero poder mirar a los ojos a las personas a las que respeto, a las que de verdad han demostrado siempre tener más dignidad que miedo (…). Pero aún nos queda la palabra, la palabra en la plaza pública, que eso es la política. Quizá a través de la palabra consigamos que despierten algunas conciencias. Las de aquéllos que deben, y pueden aún, frenar esta deriva. De no ser así, sólo nos quedará el dolor. Y un sentimiento de profunda desolación e infinita vergüenza”.

“Otramotro”, en el supuesto de haber sido preguntado en términos semejantes, parejos, hubiera contestado prácticamente tres cuartas partes de lo mismo (bueno, salvando las distancias intelectuales que hay entre Rosa y el menda lerenda, éste, seguramente, lo hubiera hecho, quiero decir, dicho o proferido, bastante peor de lo que lo ha manifestado la eurodiputada socialista) a propósito del mal llamado y tan cacareado “proceso de paz” en Euskadi, pr(oc)eso de paz(guatos), según terminología propia de “Metomentodo”, y la necesidad de volver cuanto antes a la unidad de acción entre el PSOE y el PP en materia antiterrorista (el presidente debería de convocar a la mayor brevedad posible el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo).

Rosa Díez es una de las militantes socialistas que, con su ejemplo y clarividente ingenio, nos enseñan, un día sí y otro también, que merece y vale la pena luchar por la vigencia de ciertos valores cívicos.

Lo verdaderamente lamentable es el escaso caso, eco y predicamento que parecen tener sus palabras entre sus conmilitones y correligionarios.

Como en el epitafio que ideó Rainer María Rilke para su tumba, aquí también cabe dejar escrito: “Rosa, pura contradicción, voluptuosidad de no ser el sueño de nadie bajo tantos párpados”.


Ángel Sáez García

Franky  
Sábado, 18 de Marzo 2006
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