Hoy día de los Difuntos puede ser una fecha muy significativa para el PP de Rajoy; o, animado por el ejemplo antecesor, reacciona y se regenera o, vencido por las fuerzas hostiles socialistas, inclina la cabeza y fenece. De nada le ha servido el ejemplo de Aznar y Álvarez Cascos para someter y regir con tensón y rigor el partido, y, a la vez, para aprender a hacer una oposición efectiva; ahora resulta, según las encuestas, que, ante la enormidad de errores de ZP y su inutilidad en el Gobierno, Mariano no le saca de ventaja más que dos puntillos de poca monta.
En la política española, el cainismo se hace presente en razón recurrente, para dar paso a desmesuradas codicias, que determinan traiciones y deslealtades. Hay que ser tontos y ambiciosos, para seguir enzarzados en sus vacuas luchas intestinas, en lugar de, respondiendo con contundencia al continuo ataque socialista, apiñarse y fajarse para ganar las próximas elecciones; desde el amañado Congreso de Valencia, el triunvirato Mariano con Arenas, Alberto con el interesado apoyo del Grupo Prisa que adeuda 500 millones a la Caja de Madrid y Esperanza con el grueso respaldo de su Comunidad y sus votantes madrileños viene tambaleante en sus personales peleas, con lo que le ha ofrecido al PSOE un valioso y gratuito armamento. Tontos y ambiciosos por no saber cortar la corrupción de modo ejemplar y fulminante y enzarzarse en guerras particulares por el manejo de la Caja de Ahorros, en lugar de defender los intereses de España y el bien común. Tontos y ambiciosos por dilapidar su prestigio y defraudar a la ciudadanía.
Es de inconscientes quemar las naves de la seria y responsable alternancia en enfrentamientos fratricidas. España no está para vanidades, exige esfuerzo y entrega para acudir y solventar los cinco millones de parados creando empleo, los dos millones de familias sin ningún ingreso y al borde del nivel de la pobreza, el déficit y la deuda que superan lo permisible en la UE, de modo que es muy fácil que todo este tinglado se venga abajo.
La gente rechaza y critica esta sensación de desgobierno que muestra el PP. La dirección ha de tomar decisiones, es su función decidir y no equivocarse. Rajoy además de vencer cada día al PSOE, tiene que soslayar y retirar los obstáculos que le ponen los suyos desleales, y soportar el verse cuestionado por su cierta pasividad y estoicismo. Rodrigo Rato respetado y querido por militantes y simpatizantes del partido ha dicho que “es preciso encontrar una solución ya; no podemos permanecer paralizados como estatuas de sal, mientras la situación se sigue deteriorando”. Como ya tiene demostrado, él puede ser quien vuelva a llenar las arcas del erario y crear los millones de empleos necesarios.
No obstante, el martes, ‘post pontem’ de Noviembre, amanecemos con la noticia de que la tormenta del PP ha cesado; el torrente de Madrid se ha cortado y en Valencia brilla el sol y se respira la calma. Mariano ha puesto sobre la mesa las coyundas.
C. Mudarra
En la política española, el cainismo se hace presente en razón recurrente, para dar paso a desmesuradas codicias, que determinan traiciones y deslealtades. Hay que ser tontos y ambiciosos, para seguir enzarzados en sus vacuas luchas intestinas, en lugar de, respondiendo con contundencia al continuo ataque socialista, apiñarse y fajarse para ganar las próximas elecciones; desde el amañado Congreso de Valencia, el triunvirato Mariano con Arenas, Alberto con el interesado apoyo del Grupo Prisa que adeuda 500 millones a la Caja de Madrid y Esperanza con el grueso respaldo de su Comunidad y sus votantes madrileños viene tambaleante en sus personales peleas, con lo que le ha ofrecido al PSOE un valioso y gratuito armamento. Tontos y ambiciosos por no saber cortar la corrupción de modo ejemplar y fulminante y enzarzarse en guerras particulares por el manejo de la Caja de Ahorros, en lugar de defender los intereses de España y el bien común. Tontos y ambiciosos por dilapidar su prestigio y defraudar a la ciudadanía.
Es de inconscientes quemar las naves de la seria y responsable alternancia en enfrentamientos fratricidas. España no está para vanidades, exige esfuerzo y entrega para acudir y solventar los cinco millones de parados creando empleo, los dos millones de familias sin ningún ingreso y al borde del nivel de la pobreza, el déficit y la deuda que superan lo permisible en la UE, de modo que es muy fácil que todo este tinglado se venga abajo.
La gente rechaza y critica esta sensación de desgobierno que muestra el PP. La dirección ha de tomar decisiones, es su función decidir y no equivocarse. Rajoy además de vencer cada día al PSOE, tiene que soslayar y retirar los obstáculos que le ponen los suyos desleales, y soportar el verse cuestionado por su cierta pasividad y estoicismo. Rodrigo Rato respetado y querido por militantes y simpatizantes del partido ha dicho que “es preciso encontrar una solución ya; no podemos permanecer paralizados como estatuas de sal, mientras la situación se sigue deteriorando”. Como ya tiene demostrado, él puede ser quien vuelva a llenar las arcas del erario y crear los millones de empleos necesarios.
No obstante, el martes, ‘post pontem’ de Noviembre, amanecemos con la noticia de que la tormenta del PP ha cesado; el torrente de Madrid se ha cortado y en Valencia brilla el sol y se respira la calma. Mariano ha puesto sobre la mesa las coyundas.
C. Mudarra