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¿Quien ha ganado el debate? Lo único claro es que lo ha perdido España



¿Quien ha ganado el Debate sobre el Estado de la Nación 2015? Todo depende del medio que uno vea, lea o escuche, pero lo único que es evidente es que lo ha perdido España porque los grandes problemas de la nación, como la falta de democracia. el hundimiento de los valores, la redención de la desprestigiada y despreciada "casta" política y la erradicación de la corrupción institucional, ni siquiera fueron debatidos. Una vez mas se le hurtó a la ciudadanía su derecho a marcar la agenda y a establecer las prioridades.
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Fue tan decepcionante el debate que no lo ganó ninguno de los presentes, ni un Rajoy que dibujaba mentiras y engaños en el aire, ni un Pedro Sánchez que, víctima de las contradicciones de su partido, incapaz de luchar contra los corruptos andaluces, apostaba por el catastrofismo y reeditaba las estrategias, adjetivos y vicios de Zapatero, Rubalcaba y otros socialistas del pasado.

El argumento central de Rajoy, el que España nunca pidió un rescate, era falso, como también lo es que la salida de la crisis es evidente, cuando la pobreza, el desempleo, el cierre de empresas y la desesperación siguen plenamente activas. No menos decepcionante fue que la afirmación mas potente del líder socialista Sánchez fuera que era "un político limpio". La acusación de Rosa Díez a Rajoy de que "debió irse cuando el juez acusó al partido gobernante (PP) de manejar dinero "B" habría tenido el efecto de una bomba nuclear en cualquier parlamento decente de Occidente, pero en la corrupta España paso inadvertida. Puede que la apoteosis fuera cuando Rajoy, actuando como registrador de la propiedad y creyendo que el Congreso es suyo, espetó al bisoño socialista Pedro Sánchez "No vuelta usted por aquí.... es usted patético".

Muy mal tiene que estar España y muy corrompido debe estar el Estado para que esas hayan sido las perlas del principal debate político del año en una nación marcada por la corrupción, el peligro de desintegrarse, el avance de la pobreza y la mas intensa desilusión colectiva desde la Guerra Civil de 1936.

Algunos de mis amigos, críticos y cansados de estar indignados ante la deriva de España, creen que ganaron el debate los que estaban ausentes, gente como Pablo Iglesias y Albert Rivera, porque son la esperanza de que puede existir una política mas decente, y hasta Belén Esteban, porque ha quedado demostrado que su nivel no es que sea bajo sino que es el mismo que tiene nuestra clase política.

Para vergüenza de España, la imagen que pasará a la Historia y que marcará el pésimo nivel del debate es la de la presidenta del Congreso, Calia Villalobos, distraída en el hemiciclo con un jueguecito de Internet, mientras se debatía sobre los grandes asuntos de España. Eso si que fue realmente patético.

En lo único que coinciden los expertos mas independientes es en el sentimiento de que quien perdió el debate fue España porque ninguno de los grandes problemas de la nación fueron abordados y los grandes partidos demostraron que no no solo no se han regenerado, sino que ni siquiera se han renovado.

Los políticos, alienados y ajenos a los deseos de la ciudadanía, no abordaron con seriedad ninguna de las grandes reivindicaciones populares: castigo ejemplar para los corruptos, Justicia independiente, que se devuelvan los miles de millones robados, que los partidos y sindicatos dejen de financiarse con el dinero de los impuestos, que se adelgace brutalmente el Estado y se expulsen a los cientos de miles de políticos que cobran sin ser necesarios, que los impuestos dejen de ser abusivos y confiscatorios y que se suprima el Estado de las Autonomías, sobre todo en sus grandes abusos, incluyendo 17 parlamentos regionales, 17 gobiernos plagados de consejerías innecesarias y de miles de empresas públicas, observatorios, televisiones autonómicas y cientos de chiringuitos que no tienen otro fin que colocar a los amigos y burlar los controles económicos al poder.

El de 2015 fue un debate decepcionante, en el que, a pesar de que el país está revuelto, que los ciudadanos indignados y rumiando la venganza en las urnas y que están naciendo y creciendo como la espuma nuevas opciones políticas que ni siquiera estaban presentes en el Congreso, nada de eso tuvo reflejo, con los mismos protagonistas, las mismas falsedades, la misma arrogancia, idéntica alienación y las mismas peleas de gallos entre políticos a los que nadie quiere ni respeta, salvo sus propias tribus amamantadas con dinero público.

Un debate sobre la realidad española en el que las aspiraciones del pueblo fueron ignoradas y sin la participación de Pablo Iglesias y Albert Rivera, líderes de fuerzas emergentes que podrían ser mayoritarias en las próximas elecciones, no puede ser otra cosa mas que un esperpento inútil y una exhibición de momias derrotadas, mentirosas, arrogantes y ancladas en un pasado que perece.


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Miércoles, 25 de Febrero 2015
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