Información y Opinión

Partidos políticos y sindicatos "contaminan" y debilitan el movimiento popular español y la lucha por la regeneración





La manifestación del 15 de septiembre en Madrid, organizada para protestar por los recortes, no fue un éxito por culpa de los sindicatos, organizaciones tan deterioradas y desprestigiadas que contaminan y debilitan cualquier expresión popular de resistencia o protesta. Lo mismo ocurre con los partidos políticos, cuya credibilidad y prestigio están por los suelos y son considerados cada día por mas ciudadanos como parte importante del problema de España, nunca como solución.

Hay en España ganas de protestar y razones para que las calles de Madrid se hubieran llenado de ciudadanos indignados ante los desatinos, errores, arbitrariedades, injusticias y abusos del poder político, pero la manifestación, a pesar de haber sido financiada con el flete de casi un millar de autobuses, ni siquiera congregó a cien mil personas, todo un fracaso que sólo es explicable si se tiene en cuenta que los que organizaban y encabezaban la manifestación son gente despreciada y rechazada por la inmensa mayoría de los españoles descontentos.

Los expertos y observadores se sorprenden de que en España la protesta sea tan débil, a pesar de que existen suficientes razones y argumentos para que millones de ciudadanos salgan a la calle para rechazar con fuerza invencible canalladas, dramas y arbitrariedades tan graves como la injusticia generalizada, las subidas abusivas de impuestos, la ineficacia del poder, la negativa de los políticos a adelgazar un Estado monstruoso e incosteable, la corrupción generalizada, política e institucional, el desempleo masivo, la caída de los valores, el avance de la pobreza y la pérdida continuada de derechos, servicios y logros democráticos.

La única explicación de esa paralización de la sociedad española ante el fracaso de sus políticos y los reiterados abusos de poder e injusticias es que la presencia en las protestas de partidos políticos y sindicatos disuade, contamina y debilita cualquier movimiento de protesta o resistencia. Hay cientos de miles de españoles que saldrían a las calles si tuvieran la garantía de que su protesta no iba a ser capitalizada y manipulada por partidos políticos, políticos profesionales y sindicalistas, que son los grandes culpables del drama que padece el país.

España necesita movimientos ciudadanos limpios y sin contaminación, nacidos en la sociedad civil y alejados por completo de partidos y sindicatos, dos sectores malditos y tan contaminados que generan rechazo y desprecio. El éxito inical del movimiento de los "Indignados" y del 15 M se debió a que los ciudadanos les percibieron, al principio, como un movimiento espontáneo, al margen de los partidos y sindicatos. Esa independencia y limpieza generó un apoyo inusitado y sorprendente de los ciudadanos a los jóvenes indignados, a los que regalaban todo tipo de cosas y a los que se sumaban familias enteras cargadas de ilusión ante un posible cambio democrático, una fuerza que se diluyó como un azucarillo cuando los ciudadanos empezaron a sospechar que el movimiento estaba infiltrado por partidos políticos como Izquierda Unida y capitalizado por políticos oportunistas.

El divorcio entre ciudadanos y políticos es en España mucho mas grave de los que la gente piensa y tendrá consecuencias graves, durante décadas, en el panorama político español. Partidos, sindicatos y políticos profesioanles no sólo son ya objeto de rechazo para cientos de miles de ciudadanos, sino que, además, suscitan desprecio y hasta odio en muchos demócratas, plenamente convencidos de que políticos y sindicalistas, como indican las encuestas, son los principales obstáculos, junto con periodistas y jueces, para que España deje de ser una pocilga e inicie la ansiada ruta hacia la regeneración y el despegue económico.


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Lunes, 17 de Septiembre 2012
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