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Para algunos radicales de izquierda, la crisis es una oportunidad para impulsar el socialismo



Aunque parezca increíble, muchos socialistas españoles piensan que la actual crisis económica no es tan mala y la contemplan como una valiosa oportunidad para impulsar el socialismo y reforzar el poder de la izquierda, no solo en España sino en todo el mundo, invirtiendo así su actual declive..
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Muchos izquierdistas radicales españoles, militantes de Izquierda Unida y del PSOE, contemplan la crisis económica con esperanza e ilusión porque la consideran como un fracaso del capitalismo y de la economía de mercado y como un éxito de las tradicionales tesis de la izquierda inspiradas en Lenin, según las cuales no debe existir otro empresario, patrono, rector y dueño que el Estado.

Tenemos constancia de que algunos miembros del PSOE (de la corriente oficialista, mayoritaria, zapaterista y radical) están analizando la crisis con dosis de cinismo aterradoras y con enfoques ideológicos tan pervertidos y antidemocráticos que producen escalofríos.

Lo que sigue es la esencia del discurso que se escucha con bastante insistencia en numerosas agrupaciones de la izquierda española:

"No os preocupéis demasiado porque la crisis no es tan mala como dicen. Por lo pronto, los Estados Unidos, que son los principales culpables del problema, están mordiendo el polvo y perdiendo poder. Es cierto que la crisis podría empobrecernos un poco, pero recordad que los pobres siempre votan a la izquierda. Hay otras muchas ventajas en la crisis y una de ellas es que el mercado perderá protagonismo y el papel del Estado en la economía será más importante. El que más pierde con la crisis es el capitalismo y quien más gana es el socialismo. Gracias a la crisis podemos controlar más a los ricos y el sector público ganará poder, como conviene al socialismo. Es posible, aunque lo dudo, que España sea más pobre con la crisis, pero también será más justa. Tendremos que suplir desde el gobierno a las empresas fracasadas. Debemos aprovechar la oportunidad de la crisis para proletarizar a las clases medias. A la larga, la crisis beneficiará a la izquierda, entre otras razones porque la gente culpará del desastre a la derecha y al capitalismo y demandará más socialismo. Sin la menor duda, si jugamos bien nuestras cartas, tendremos más votos y seguiremos en el gobierno por muchos años".

Esta tesis es compartida en su fuero interno por muchos dirigentes y militantes del PSOE gobernante, que ven en la crisis económica una oportunidad única para debilitar el capitalismo en el mundo, sobre todo en su epicentro, los Estados Unidos, y para otorgar al poder político todavía más preponderancia y protagonismo. La crisis es perversamente interpretada como "un valioso atajo hacia el socialismo".

Nosotros creemos que los que así piensan constituyen una minoría dentro de la actual izquierda española, pero si fueran "la mayoría", que Dios nos coja confesados ante esos peligrosos totalitarios, ocultos adoradores de las putrefactas y sangrientas momias de Lenin y Stalin.

Esos análisis y sentimientos, inconfesables en una democracia pero reales, son los que impulsan a muchos dirigentes socialistas españoles en el poder a reaccionar ante la crisis reforzando el papel del Estado y convirtiendo al gobierno en el gran empresario de la nación. En lugar de crear empresas para sembrar actividad económica, riqueza y empleo, están creando más funcionarios y repartiendo dinero desde el poder, que es lo que a ellos les gusta. Y lo hacen a pesar de que saben que cada vez que el Estado se ha convertido en empresario, ha fracasado y sólo ha sabido crear una pobreza y un descontento que el poder político sólo sabe ahogar con la fuerza.

No hay un sólo tipo sensato que no esté aterrorizado ante la reacción del gobierno socialista ante la crisis y, sobre todo, al intentar aplicar como terapia "más socialismo", precisamente la peor opción posible ante el hundimiento de la economía.

El gobierno, controlado por un partido donde abundan radicales zapateristas que en el fondo de sus planteamientos políticos añoran la economía planificada y odial el liberalismo, ya ha anunciado que se endeudará para combatir la crisis. Es justo lo contrario de lo que los expertos mundiales recomiendan en estos casos: austeridad en el gasto público y bajada de impuestos para activar la vida empresarial. El camino ante una crisis dramática como la actual es el emprendido por Estados Unidos,: salvar como sea el tejido empresarial porque es el único que sabe producir empleo y riqueza. Sustituir ese tejido por un Estado socialista, autoritario, empresario y dueño de las vidas, es un suicidio.

Es triste contemplar cómo muchos radicales de izquierda se sienten felices ante la actual crisis, nó solo porque piensan que una España más pobre será más dependiente del poder político y les votará masivamente, sino porque ven en la caida de la economía capitalista la mejor oportunidad para que el Estado gane terreno frente a la sociedad y quede instaurado en España algún tipo de socialismo que ojalá no se parezca al brutal "socialismo real"..

El sueño de los socialistas radicales españoles, un sueño que para los demócratas es una pesadilla y una amenaza letal, podría estár más cerca que nunca, gracias, precisamente, a los destrozos y dramas que está provocando una crisis que, a juzgar por las terapias erróneas que se están aplicando, amenaza con ser más intensa y durar más en España que en ningún otro país de Occidente.


   
Sábado, 20 de Septiembre 2008
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