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Otro vocablo de la corrupción: “Exonerar” a los amigos





Creíamos que eran corruptos otorgando subvenciones a los suyos, colocando a familiares y amigos en puestos públicos, otorgando concursos a dedo, cerrando los ojos ante el delito de los colegas y compañeros, filtrando información confidencial, pervirtiendo el poder, comprando voluntades, creando instituciones para burlar los controles democráticos y burlando la ley cuando el delincuente es amigo o compañero, pero resulta que ellos han encontrado una nueva forma de escupir sobre la democracia y la decencia: la exoneración.

Exonerar significa dispensar a otro de obligaciones ideadas para que el Estado y la sociedad funcionen en la decencia. Han exonerado en masa a los amigos y compañeros de partido y exonerándolos les regalaban dinero público porque les facilitaban el robo impune. Han exonerado a los amigos y compañeros que tenían que impartir cursos de formación, a los que recibieron rios de subvenciones, a los que tenían que cumplir obligaciones con el Estado y a todo el que era amigo del poder para que se beneficiara, sin trabas ni obstáculos, del dinero que sacan de los impuestos, abrumando y esquilmando a los contribuyentes. La ley no contempla la exoneración como un delito público corrupto, pero lo es, un delito grave contra la Justicia, la decencia y la democracia, un delito insolidario y propio de rufianes, una forma sucia y malvada de violar las leyes y de anteponer los intereses propios al bien común.

La Junta de Andalucía es, junto con la Generalitat de Cataluña, campeona de España en oscuridad, corrupción, clientelismo, manipulación, uso malévolo del dinero público, escasez de controles democráticos, intervencionismo y acoso y dominio del ciudadano. Hay otras autonomías que le siguen de cerca en la loca carrera española hacia la podredumbre y el fracaso público, pero hasta hoy nadie ha conseguido adelantar a los andaluces. La región ha recibido muchos miles de millones de euros de fondos europeos creados para que los más pobres avancen y se desarrollen, pero Andalucía los ha gastado todos y la región sigue estando en la cola de España y de Europa, a pesar de poseer riquezas de gran valor añadido, como el turismo y la agricultura avanzada.

El problema andaluz, como el del resto de España, tiene un nombre concreto: sus políticos, gente que ha conducido la región, con brazo firme y egoísta, hacia el fracaso, la corrupción y el descrédito.

La prensa ha publicado que mas de mil empresas relacionadas con la Junta fueron exoneradas de cumplir con sus deberes de control democrático y rendición de cuentas.

Actuaciones como esta producen indignación a raudales entre los auténticos demócratas y constatan que los políticos españoles han fabricado una sociedad injusta, podrida, mal gobernada, arbitraria y nauseabunda.



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Miércoles, 10 de Septiembre 2014
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