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Nuevas elecciones: la hora de las picadoras de carne



Tras cuatro meses de fracaso, en los que los políticos españoles han exhibido, ante la atónita ciudadanía, su egoísmo, torpeza e incapacidad para alcanzar acuerdos que beneficien a la nación, habrá nuevas elecciones.

Como el rey, al igual que millones de españoles, conoce y teme el mal estilo de los políticos y su tendencia a pelearse entre ellos y a olvidar el derecho de los ciudadanos a conocer programas y propuestas, les ha pedido que no centren la campaña en ataques y descalificaciones y que ahorren dinero público.

A pesar de esa advertencia, la nueva campaña electoral, que ya ha comenzado de hecho, se perfila como la de más baja calidad humana, ética y democrática desde la muerte de Franco, un proceso cuyo eje central será la destrucción del adversario, más que la discusión y análisis de los grandes problemas de la nación.

El protagonismo absoluto será de las "picadoras de carne", que los distintos partidos políticos mantienen bien engrasadas y entrenadas.
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Que se preparen los recién llegados de Podemos y Ciudadanos por haberse atrevido a amenazar la hegemonía de los dos grandes partidos españoles. Los van a hacer picadillo.

El objetivo principal del PP en la campaña será desprestigiar y arrebatar votos a Ciudadanos, mientras que el del PSOE será machacar a Podemos y evitar por todos los medios que el partido de Pablo Iglesias le arrebate la hegemonía en la izquierda. Para Podemos y Ciudadanos, la campaña consistirá en seguir desgastando al PSOE y al PP, demostrando a los españoles que el viejo bipartidismo es el culpable de la corrupción, del mal gobierno y de la creciente ruina.

Será una campaña a cara de perro, sin grandeza ni altura, sin grandes ideas, que escamoteará a los españoles lo que más necesitan, que es un gran debate sobre la regeneración. Los partidos, a pesar del hediondo ambiente que se respiera en el país, estarán más interesados en machacar al adversario que en promover ideas e iniciativas que regeneren y creen prosperidad y justicia.

Se avecina una lluvia de bochorno y desvergüenza, que los partidos arrojarán sobre la maltrecha España sin pudor, decoro ni respeto. Los partidos y sus políticos, aunque parezca imposible, se superarán y empujarán todavía más a España hacia el lodo y la basura, demostrando así su profunda degradación y la enorme irresponsabilidad con la que conducen los destinos de la nación.

En un ambiente de tanta degradación y bajeza, el protagonismo absoluto será para esos dispositivos de propaganda y destrucción que cada partido posee como su mayor tesoro: las picadoras de carne.

Esas picadoras, a las que también llaman "trituradoras", son equipos profesionales entrenados para detectar fallos en el adversario y explotarlos en beneficio del propio partido. Sus miembros visionan la actualidad bajo lupa, investigan en el pasado de los políticos, buscan sus secretos, revisan sus declaraciones de la renta, analizan sus discursos y escudriñan sus amistades y sus finanzas para poder utilizar cualquier material o dato como arma de destrucción, con el objetivo claro de arrebatar votos al adversario y reconducirlos hacia el bando propio.

Las picadoras de carne dejan hecho papilla al adversario y utilizan con gran maestría las filtraciones y la ambición de los periodistas y medios de comunicación para llenar las portadas con escándalos y brutalidades. Esas máquinas de moler y destruir son las responsables de que ver un telediario en España sea un gesto casi de heroísmo que suele provocar desprecio a la política, asco ante los líderes, desagrado, angustia y hasta un infarto para los que tienen las arterias más colapsadas.

A Pablo Iglesias y a Albert Rivera les espera un calvario porque las picadoras del PSOE y del PP son las mas engrasadas y eficaces de toda Europa. Ambos partidos han descuidado sus estructuras ideológicas y éticas y carecen de ideas valiosas para la democracia y el verdadero progreso, pero han fortalecido sus aparatos de propaganda y destrucción, hasta el punto de que si encuentran una debilidad al enemigo lo hacen trizas. Los viejos partidos, profundamente degradados, no son ya otra cosa que máquinas para acaparar poder y privilegios y para machacar al contrario.

Las órdenes que los profesionales de la destrucción han recibido son claras: hay que ir a degüello para evitar que el poder acumulado por los dos grandes partidos, ahora en peligro, se debilite o se desmorone.

Será un trabajo sin ética, sin piedad y a cuchillo corto, con unos ciudadanos como testigos directos, a los que se les faltará al respeto y se les humillará sin consideración, sometiéndolos por la fuerza a un espectáculo degradante que, en lugar de ser un gran debate en busca de soluciones y recetas para mejorar la sociedad, será una especie de aquelarre de vampiros sedientos, en busca de más poder y privilegios.

Se hablará de la corrupción de los nuevos partidos, aparecerán disidentes que eran infiltrados por los grandes partidos en las filas de los nuevos, surgirán denuncias increíbles, se descubrirán fuentes vergonzantes de financiación, ocuparán portadas las maldades de Venezuela e Irán y se esgrimirán como amenazas las raíces comunistas, la inexperiencia y las alianzas inestables.

Pero los recién llegados también tienen sus argumentos y recursos para la lucha. No disponen de picadoras de carne tan nutridas ni eficaces, pero la realidad les nutre cada día de argumentos y escándalos suficientes para despedazar a los dos grandes partidos, miles de cuyos cuadros están bajo sospecha de la Justicia y cientos de ellos hacen cola ante el banquillo de los acusados, mientras cada día florecen las traiciones internas que destapan suciedades ni siquiera imaginadas por los crédulos e inocentes ciudadanos.

Si España ya es un lodazal, la nueva campaña electoral amenaza con convertirla en un pantano pestilente y engullidor de todo lo sano y decente.

¡¡¡ Pobre España !!!

Francisco Rubiales


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Miércoles, 27 de Abril 2016
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