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Nueva "Guerra Fría" entre comunismo y democracia, entre esclavitud y libertad



Casi sin darnos cuenta hemos vuelto al pasado, a la dura confrontación entre comunismo y democracia que existía en los años 50, 60 y 70 del pasado siglo XX. Los protagonistas de la confrontación son los mismos: los partidarios de las libertades y derechos frente a los adoradores del Estado y fabricantes de esclavos. Sin embargo, los uniformes, estrategias a tácticas de la lucha han cambiado. Rusia y China patrocinan el neocomunismo, mientras Estados Unidos se sitúa de nuevo al frente de las democracias. Pero la nueva guerra es más directa y visceral y depende menos de las grandes potencias que de los ciudadanos, porque se libra en nuestras calles y plazas, afecta directamente a las personas y hasta se libra dentro de los hogares y familias.

Ahora los comunistas se disfrazan de socialistas democráticos, de populistas, de feministas y de activistas sociales, mientras que en el otro bando combaten muchas veces solo los ciudadanos desamparados, sin el soporte de una clase política que en su mayoría se ha deteriorado y que en gran parte tiene el alma contaminada de comunismo y de estatalismo.

Las sirenas de alarma están sonando en Argentina, Chile, Bolivia, Venezuela, Cuba, Colombia, Nicaragua, España y otros muchos países, donde los comunistas, agazapados y relamiéndose todavía las nunca olvidadas heridas del derribo del Muro de Berlín, han decidido conquistar el poder.
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En España, los dirigentes enfrentados en la nueva Guerra Fría son Sánchez y Abascal
España se ha convertido en escenario avanzado de esta nueva guerra entre totalitarismo y libertades. Pedro Sánchez, bajo cuyo mandato el socialismo español se ha alejado de la democracia y de la Constitución, patrocina hoy un gobierno que copia fielmente el del Frente Popular que provocó la guerra civil de 1936, integrado por socialistas radicalizados, comunistas y nacionalistas independentistas y pro terroristas, todo un cóctel tenebroso que hiela la sangre a los españoles. Enfrente tiene a tres partidos, el PP, en decadencia y pagando sus errores, corrupciones y traiciones del pasado, Ciudadanos, también en declive por su frigidez y falta de rigor y solvencia en la lucha, y VOX, que es una nueva derecha llena de fortaleza y fuerza, portadora de cambios profundos y decidida a impedir que los enemigos de España destrocen la nación.

La guerra entre libertad y esclavitud al Estado, por ahora "fria", en su nueva edición del siglo XXI, es más cruel si cabe que la del sigo XX porque ahora se libra en la opinión pública, en las redes sociales y en las calles, más que en los despachos de los estrategas y en los estados mayores de los ejércitos. Esta guerra del comunismo contra la libertad afecta directamente al ciudadano, cuyos derechos y libertades están siendo destruidos por el comunismo más cruel e implacable, infiltrado en partidos políticos que antes parecían democráticos y en gobiernos que antes parecían decentes.

El comunismo llega ahora más preparado, habiendo aprendido de sus errores, disfrazado de libertad y con aparente aceptación de la democracia, pero todo es falso, como lo demuestran las experiencias de Venezuela, Nicaragua, Bolivia y otros países conquistados, donde cambia las leyes y somete a las fuerzas armadas para blindar el sistema y evitar por todos los medios perder el poder.

Pero el fondo de la batalla sigue siendo el mismo: el comunismo quiere destruir todo lo que existe para construir, sobre sus cenizas, un mundo diferente, donde mande el Estado y el individuo sea anulado y sometido. Ese Estado fuerte que los comunistas pretenden es una máquina implacable y cruel, confiscadora, cobradora de impuestos abusivos, adoctrinadora, sin respeto a la democracia y a la propiedad privada, sin aprecio alguno a las libertades y derechos y llena de odio hacia el individuo libre, al que quiere anular potenciando siempre lo colectivo.

Los comunistas recurren a la corrupción, la desigualdad, la injusticia y el abuso de poder para desacreditar las democracias y llenar las calles de descontentos y agitadores, a los que ellos agregan activistas bien entrenados que elevan el nivel de violencia y convierten la protesta en una batalla campal.

Los generales de la ofensiva totalitaria en España son Pedro Sáchez, Pablo Iglesias y los nacionalistas independentistas, hijos del odio y de la revancha, gente mercenaria ganada para la causa porque ellos saben que pescando en aguas revueltas del conflicto conseguirán lo que quieren, que es romper España y crear un Estado propio que ellos controlarían, Esa alianza infernal, para desgracia de los que aman la libertad, está a punto de formar gobierno en España, logrando así una victoria que muchos temen que será irreversible porque el comunismo, una vez que conquista el poder, nunca lo suelta, salvo que sea obligado por la fuerza.

Pedro Sánchez es el líder de la horda totalitaria y el gran "héroe" de la resurrección roja en España por haber conseguido sumar a la lucha de los totalitarios al PSOE, uno de los dos grandes partidos de España, con todas sus huestes participando ya en la batalla contra contra las libertades y derechos y siguiendo la estrategia dictada de destruir lo construido, acabar con el espíritu del 78, rememorar la guerra civil de 1936, dividir a los españoles y exasperar a las masas para que sientan todo el rencor y el odio al enemigo que se necesita para la victoria del bando rojo.

El comunismo sufrió en España dos derrotas humillantes de las que siempre quiso vengarse, como está haciendo ahora. La primera derrota fue la que le propinó Franco en los campos de batalla, donde los barrió. La segunda fue en la Transición, cuando España optó por el perdón, el olvido del enfrentamiento civil y la unidad en democracia para construir todos juntos un país justo, próspero y en paz.

Desde 1978. los comunistas se han infiltrado en los partidos políticos y han esperado el momento de la revancha, que es el presente. Ahora empujan todos juntos a España hacia la destrucción con la intención de apoderarse del Estado.

Esa es la guerra que estamos viviendo en nuestros días, descrita con toda su realismo y crudeza, sin las mentiras que emiten los partidos y los medios de comunicación comprados por el poder para engañar y confundir. En España no hay una lucha de partidos por gobernar sino un durísimo enfrentamiento de sistemas para apropiarse del Estado y cambiarlo todo, desde la Monarquía, que está en evidente peligro, hasta el estilo de vida, los derechos y las libertades ciudadanas, que están gravemente amenazados.

Es esta nueva Guerra Fría, cada día más caliente, desatada en este siglo por el comunismo contra la libertad.

Francisco Rubiales


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Lunes, 6 de Enero 2020
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