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Millones de españoles furiosos quieren vengarse de los políticos



En pocos países del mundo los ciudadanos odian tanto a sus políticos como en España. Cada año crece más el rechazo a la clase política, sobre todo al gobierno, porque el ambiente de podredumbre política se hace irrespirable.

Se está gestando un enorme deseo de venganza de los ciudadanos contra los políticos, que se plasmará cuando abran las urnas.

La terrible jugada de Pedro Sánchez, aliándose con la morralla de la nación española, con nacionalistas cargados de odio, ex terroristas y comunistas totalitarios, es percibida por gran parte de la ciudadanía como una traición. Los pactos y concesiones al independentismo anticonstitucional, unidos a sus actuaciones tiránicas, apoyo a okupas y corruptos y colonización de las instituciones y poderes del Estado han conseguido lo que parecía imposible: exasperar e indignar a los españoles todavía más de lo que estaban.

Las próximas elecciones se perfilan ya como una "venganza" de los ciudadanos contra la clase política española, que ha sobrepasado todas las líneas rojas en su corrupción, injusticia, arrogancia y abuso de poder.

Es lógico que Pedro Sánchez y sus aliados teman convocar elecciones porque los ciudadanos se disponen a castigar a los partidos como no lo han hecho nunca, no tanto por su ideología y color, sino por los apoyos que prestan a ignominias e indecencias como la subida de impuestos y los aumentos constantes de sueldos y privilegios de la clase política, mientras el pueblo sufre recortes y bajadas en sus salarios, el despilfarro de los políticos, el miedo a perder las pensiones, la desigualdad, el exceso de protección a la mujer, la financiación de los partidos con dinero público y el intolerable apego de los partidos a la corrupción y otras muchas lacras y déficits en la calidad de un sistema que son pocos los que siguen considerándolo una democracia.
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La próximas elecciones en España serán "las elecciones de la venganza". Y lo serán, sobre todo, para los dos grandes partidos (PSOE y PP), culpables del auge del independentismo, de la insatisfacción generalizada y del actual estado caótico de la nación y de todos los grandes dramas que angustian a la sociedad.

La venganza contra los políticos que se está gestando es estruendosa y promete ser sorprendente. Los sociólogos nunca han detectado tanto odio a la clase política en los sondeos.

Las redes sociales se han inundado de protestas contra el gobierno y ataques a los políticos, que muchas veces rozan el delito de odio. La Inteligencia Artificial está ya siendo utilizada por los ciudadanos para fabricar imágenes, memes y vídeos contra la delincuencia política dominante en los partidos y palacios de gobierno

El síntoma más duro y elocuente es que el presidente del gobierno se desplaza ya con más guardaespaldas que cualquier otro político occidental, a pesar de lo cual es abucheado y pitado por el pueblo cuando abandona la Moncloa.

A la creciente multitud de descontentos e indignados, integrada por demócratas frustrados ante la deriva corrupta y abusiva del sistema, los cabreados ante los abusos del mafioso independentismo catalán, desempleados, precarios, pobres, trabajadores con salarios miserables, autónomos descontentos, víctimas de los impuestos, marginados y víctimas de la desigualdad, hay que agregar ahora la indignación de dos colectivos de enorme importancia, los pensionistas, que representan nada menos que diez millones de votos, y los demócratas, que ven cada día como los partidos asesinan el sistema.

Con todo eso en contra, los partidos políticos representados hoy en el Congreso y el Senado lo tienen francamente difícil y probablemente sufran un correctivo memorable, tal vez de una dureza traumática, por parte de unos ciudadanos que de verdad se sienten cansados de soportar políticos que gobiernan en la mediocridad, la cobardía y dando la espalda a los deseos de los ciudadanos.

En la España actual, salvo los fanáticos que votarían siempre a los suyos, aunque fueran asesinos, y los que viven directamente del sistema y cobran, directa o indirectamente, de los partidos y gobiernos, la masa restante de los ciudadanos, si pudiera, expulsaría del poder a los que mandan y apostaría por cambios sustanciales.

El descontento domina la escena y está en espera de que aparezca alguien con una escoba o con un garrote, dispuesto a limpiar el país de aprovechados, indeseables, mediocres y ladrones, para darle un apoyo masivo en las urnas. En muchos rincones de la nación añoran ya hasta al dictador general Franco.

Es más que probable que España sea el país occidental que más añora la toma del poder por un tipo duro, como el salvadoreño Bukele, que llene las cárceles de delincuentes y políticos corruptos.

Mientras esa persona que encarne la regeneración y la limpieza no aparezca, las votaciones serán caóticas y preñadas de odio y revancha.

España atraviesa uno de esos momentos peligrosos en la evolución, básicamente inestables y crispados, porque lo viejo, sucio y corrupto, no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer.

Francisco Rubiales

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Martes, 4 de Febrero 2025
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