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Miles de socialistas se esconden en las catacumbas



Asustados o indignados porque no pueden entender lo que su partido está haciendo bajo el mandato de Pedro Sánchez, miles de socialistas, entre ellos los más decentes y fieles a los viejos valores y principios, se sumergen, avergonzados, en las catacumbas.
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Hipocresía a raudales
El socialismo decente o lo que queda de él está entrando en las catacumbas y no lo hace como lo hicieron los antiguos cristianos, para escapar del castigo del Imperio Romano, sino para esconderse y evitar la vergüenza de que los españoles les señalen como traidores, corruptos y enemigos de España.

La política de Pedro Sánchez está envileciendo al socialismo español y muchos de sus militantes y simpatizantes no pueden soportar el giro perverso de un partido que hasta no hace mucho se declaraba honrado, constitucionalista y patriota. Ante la vergüenza y negándose a abandonar todavía el partido en el que militaron tanto tiempo, lo que queda de honrado en el socialismo español se está sumergiendo.

El fenómeno de la "vergüenza" es tan visible que ha sido detectado por los demás partidos, que están realizando llamadas a los avergonzados para que se integren en otras formaciones. Una de esas llamadas la acaba de hacer Pablo Casado, que invita a los decepcionados y avergonzados socialista a que se integren en el PP.

Pero la mayoría de la masa socialista no está reaccionando y ha optado por el fanatismo y la radicalización, acompañando a Sánchez en la vergonzosa y sucia aventura de encamarse con los que hasta hace pocos meses parecían adversarios incompatibles: totalitarios populistas, golpistas, independentistas radicales y admiradores del asesino terrorismo etarra.

Algunos, para su propia vergüenza, colaboran activamente con el nuevo rumbo del socialismo oficial y se dedican a difundir argumentos e ideas que defienden las tesis oficiales del sanchismo: el revanchismo, la mentira sobre el pasado, la memoria histórica sectaria, el olvido de las agresiones secesionistas, la violencia desatada en Cataluña, los claros intentos de romper España, las campañas que denigran a España en el extranjero, la escasez de decencia y ética en el propio gobierno y un largo etcétera que está cubriendo el socialismo español con un grueso manto de podredumbre y escombros. Pero el principal pecado de los que se esconden es no reaccionar con rebeldía y coraje ante el ultraje a la democracia, la Constitución y el propio PSOE que representa la alianza de Pedro Sánchez con totalitarios, proetarras y golpistas filonazis catalanes.

La entrada en las catacumbas de miles de socialistas se está produciendo en silencio, pero sin demasiada dignidad porque el gesto, a pesar de que tiene cierto mérito, en el fondo es cobarde, claudicante y menos decente que el que les corresponde, que es el enfrentamiento abierto con los que conducen al partido hacia el desastre y la traición a España.

La escasa valentía de los socialistas y las escasas fugas que se producen de un socialismo traicionado, corrompido y atiborrado de indignidad sólo se explican porque el partido ha quedado seriamente dañado por la etapa de Zapatero, en la que el PSOE fue sutil y miserablemente reconducido hacia el marxismo, abandonando sus componentes democráticos.

El caso de la andaluza Susana Díaz es clarificador: ella odia a Sánchez y condena en privado su camino político antiespañol y aliado con la escoria de España, pero guarda silencio para salvar su pellejo y seguir gozando de los privilegios y ventajas que le reporta ser la dueña del cortijo andaluz.

Sánchez no es otra cosa que un continuador de Zapatero, con menos ética, menos decencia, menos democracia y más perversión, capaz de culminar el proceso que inició el inepto ex presidente de la sonrisa boba, que estuvo a punto de destrozar España, en el que, por fortuna, todavía quedaban algunos restos de ética, los suficientes para impedirle el nauseabundo matrimonio perpetrado por del ambicioso Sánchez con la escoria de la nación, con una banda peligrosa de golpistas, totalitarios y proetarras, todos ellos amancebados bajo el denominador común de la ambición de poder y el odio a España.

Francisco Rubiales


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Martes, 25 de Diciembre 2018
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