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En noviembre de 2005, hace ya más de dos años, este blog publicó un artículo en el que se señalaba al senador John McCais como el próximo presidente de los Estados Unidos. Hoy, aquel vaticinio está cada día más cerca de convertirse en realidad.
La operación “Tercer Mandato de Bush”, cuyo objetivo es lograr que el republicano McCain sea el próximo presidente de Estados Unidos, ha sido ya lanzada con el apoyo del actual presidente Bush y de los grandes clanes que lo apoyan, todos ellos reunidos en la poderosa “Conservative Political Action Conference”(CPAC), un cónclave de fuerzas conservadoras que se reúne cada año y que en esta ocasión acaba de hacerlo en el Omni Shoreham Hotel de Washington.
El preferido por la CPAC habría sido el actual vicepresidente Dick Cheney porque McCain, demasiado rebelde e independiente, nunca hasta ahora había tenido el apoyo de su partido. Sin embargo, tras obtener el apoyo del propio presidente Bush y de todas las fuerzas conservadoras, ahora cuenta ya con la confianza y las bendiciones del imponente Grand Old Party.
George Bush ha declarado ante la CPAC: “Hemos tenido un buen debate y pronto tendremos un candidato nominado que portará la bandera conservadora en estas elecciones y en otras. El presidente ha invitado a los republicanos a movilizarse en apoyo de McCain, que ha asumido como propias las grandes líneas de su partido: ganar la guerra de Irak, derrotar al terrorismo jihadista, rebajar los impuestos, reducir los gastos inútiles de la casta congresual, nombrar jueces (como ha hecho Bush), más dedicados a aplicar la ley que a crearla, luchar por los derechos de los nacidos y de los que todavía no han nacido y defender una filosofía de gobierno basada en que “la libertad es un derecho otorgado por nuestro Creador, no por el Estado”.
McCain ha recibido el apoyo de los poderosos clanes que sostienen a Bush porque representa la continuidad, tras haber asumido casi todas las tesis del actual presidente y de su equipo, todas las clásicas del “internacionalismo moral” bushiano, desde la victoria en Irak a la lucha sin cuartel al terrorismo islamista, Darfur, la derrota del SIDA en África y la lucha contra la droga. McCain, a quien el Washington Post llama “el cheriff apóstata” por su cambio de rumbo, ha asumido con todas las consecuencias el nuevo rumbo que Bush ha dado al movimiento conservador norteamericano, abandonando ya plenamente los vetustos planteamientos de Ronald Reagan.
En noviembre de 2005, hace ya más de dos años, este blog publicó un artículo en el que se señalaba al senador John McCais como el próximo presidente de los Estados Unidos. Hoy, aquel vaticinio está cada día más cerca de convertirse en realidad.
La operación “Tercer Mandato de Bush”, cuyo objetivo es lograr que el republicano McCain sea el próximo presidente de Estados Unidos, ha sido ya lanzada con el apoyo del actual presidente Bush y de los grandes clanes que lo apoyan, todos ellos reunidos en la poderosa “Conservative Political Action Conference”(CPAC), un cónclave de fuerzas conservadoras que se reúne cada año y que en esta ocasión acaba de hacerlo en el Omni Shoreham Hotel de Washington.
El preferido por la CPAC habría sido el actual vicepresidente Dick Cheney porque McCain, demasiado rebelde e independiente, nunca hasta ahora había tenido el apoyo de su partido. Sin embargo, tras obtener el apoyo del propio presidente Bush y de todas las fuerzas conservadoras, ahora cuenta ya con la confianza y las bendiciones del imponente Grand Old Party.
George Bush ha declarado ante la CPAC: “Hemos tenido un buen debate y pronto tendremos un candidato nominado que portará la bandera conservadora en estas elecciones y en otras. El presidente ha invitado a los republicanos a movilizarse en apoyo de McCain, que ha asumido como propias las grandes líneas de su partido: ganar la guerra de Irak, derrotar al terrorismo jihadista, rebajar los impuestos, reducir los gastos inútiles de la casta congresual, nombrar jueces (como ha hecho Bush), más dedicados a aplicar la ley que a crearla, luchar por los derechos de los nacidos y de los que todavía no han nacido y defender una filosofía de gobierno basada en que “la libertad es un derecho otorgado por nuestro Creador, no por el Estado”.
McCain ha recibido el apoyo de los poderosos clanes que sostienen a Bush porque representa la continuidad, tras haber asumido casi todas las tesis del actual presidente y de su equipo, todas las clásicas del “internacionalismo moral” bushiano, desde la victoria en Irak a la lucha sin cuartel al terrorismo islamista, Darfur, la derrota del SIDA en África y la lucha contra la droga. McCain, a quien el Washington Post llama “el cheriff apóstata” por su cambio de rumbo, ha asumido con todas las consecuencias el nuevo rumbo que Bush ha dado al movimiento conservador norteamericano, abandonando ya plenamente los vetustos planteamientos de Ronald Reagan.