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"Matar políticos"





Hace pocos días, en la capital italiana, un ser humano cargado de angustia y desesperación, sin trabajo y con su familia destrozada, vació el cargador de su pistola delante de la sede de la presidencia del gobierno. El autor del tiroteo, que terminó detenido tras herir a dos policías y a una mujer embarazada, actuó porque quería "matar políticos".

Se trata no sólo de un delito de enorme gravedad, sino también de un destello terrible que conviene analizar con calma, objetividad y justicia porque no se es un hecho aislado o el fruto de una locura pasajera, sino un signo revelador de estos tiempos de angustia, desesperación y humillación que padecen millones de ciudadanos en muchos rincones del mundo, víctimas de políticos injustos, arrogantes, ineptos y maltratadores.

Desde todos los ámbitos de la política oficial, esa que se autodenomina "democracia" sin serlo, se ha condenado el intento de asesinato y han sido culpados los antisistemas y la antipolítica, sin realizar ningún análisis serio de las causas que llevaron al desesperado a querer morir matando, una actitud desvergonzada mas de la política corrompida que domina países como Italia, España y otros muchos, plagados de injusticia, corrupción y escándalos, donde lo justo sería condenar al insensato autor del atentado y también a los políticos que han provocado, con sus actuaciones fracasadas, canallas, corruptas y antidemocráticas, la desesperación y la angustia de millones de ciudadanos, algunos tan hundidos y destrozados que han decidido morir matando.

Los medios al servicio del poder han condenado el acto delictivo del desequilibrado agresor, pero sin mencionar la inmensa culpa de una clase política que no solo ha frustrado a millones de ciudadanos, sino que ha construido desde el poder un mundo tan asqueroso, injusto y maloliente que funciona como una fábrica de desesperados y de gente saturada de angustia y dolor.

Pensar que aquellos que se niegan a adelgazar el Estado y que siguen colocando a decenas de miles de familiares, amigos y militantes con carné en puestos públicos, mientras por otra parte acribillan al ciudadano con impuestos recortan derechos, servicios básicos y ayudas de las que depende la supervivencia de muchas familias no tienen culpa alguna del dolor desesperado de muchos es una canallada.

Si los políticos y sus sicarios quieren que alguien que ha perdido su trabajo, al que han expulsado de su casa, que no recibe ni un euro en ayuda, que ve como su esposa e hijos viven abrumados por la pobreza y la necesidad y que también ha perdido la esperanza, siga siendo un ciudadano ejemplar, están aviados. Lo normal es que la desesperación le empuje hacia algún tipo de locura.

En Italia, políticos y medios han reaccionado con menos arrogancia y ceguera que en España. Allí dicen que los políticos tienen que ofrecer pronto soluciones a los ciudadanos para que dejen de crecer el sufrimiento y la desesperación, lo que les ha empujado a acabar con la financiación pública de los partidos políticos, entre otras medidas que el pueblo exige. Pero en España la arrogancia es brutal y el gobierno se niega a adelgazar el Estado, a eliminar las subvenciones a partidos y sindicatos y a otras muchas medidas demandadas a gritos por la opinión pública y la ciudadanía. Los muy imbéciles políticos españoles solo hablan para amenazar a los ciudadanos que se atreven a protestar y para condenar a los antisistemas y a los críticos con "la casta".

Los que recurren a la violencia tienen que pagar sus delitos con todo rigor, pero el gran drama en estas sociedades injustas es que sólo pagan su culpa los que se rebelan y atentan contra el poder instituido, nunca los que, desde ese poder, están creando un mundo dominado por la basura, en el que los creadores de injusticia y abuso de poder se libran de pagar por los daños y estragos que ocasionan a la sociedad y a los más débiles.

El mundo tiene que cambiar y tiene que hacerlo pronto porque está mas necesitado de una regeneración ética que de una recuperación económica. Los políticos apuestan por resolver la economía, pero no hacen nada por eliminar la suciedad y la infección que ellos han propagado en la sociedad, donde las diferencias entre ricos y pobres crecen cada día más, donde los poderosos están blindados y donde los pobres y desamparados son utilizados como carne de cañón.

En Italia, donde han nacido muchas de las modas y corrientes que después han inundado el mundo, uno de cada cuatro italianos ha votado por el Movimiento 5 Estrellas, una agrupación "antipolítica" de descontentos y de hastiados ante la injusticia, la corrupción y el abuso de poder que impregna la política italiana tradicional. Ese movimiento contrario a los políticos fue el partido mas votado en Italia en las últimas elecciones.

El tiroteo y la misma existencia de una masa creciente de descontentos dispuestos a enfrentarse a los políticos, a los que culpan con razón de ser los culpables principales de los grandes males del país, no son accidentes, ni una moda pasajera, sino una manifestación visible de la guerra que están librando los ciudadanos, sobre todo los demócratas y honrados, contra una clase política merecedora de ser expulsada del poder por injusta, inútil, corrupta y perversa.

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Martes, 30 de Abril 2013
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