El ataque sorprendió por su fuerza y porque fue inesperado. Después de pronunciar su conferencia en el hotel Alfonso XIII de Sevilla, el presidente andaluz respondía a las preguntas de la audiencia. Le interrogaron sobre las próximas elecciones generales y entonces saltó la sorpresa: "Tenemos un competidor nuevo, que es la Conferencia Episcopal. Están en su derecho de volver a una etapa que creíamos superada, cuando la Iglesia se aliaba con el poder, con los partidos democristianos en Italia y con Franco en España. Ahora lo hacen con el PP. Se han quitado la careta, pero están mintiendo. No dicen la verdad porque todos los gobiernos de la democracia han negociado con ETA. Que la jerarquía católica mienta es terrible".
Un empresario de la construcción sevillano comentó a mi lado: "se nota que atacar a la iglesia es una consigna electoral. Si no es así, no se explica lo ocurrido".
Sea o no una consigna, la embestida de Chaves fue inesperada, potente y parecía surgir de alguien muy cabreado.
Chaves, como es habitual, sacó pecho ante la audiencia (casi doscientas personas) y trazó un panorama optimista y casi idílico de la situación económica de Andalucía y España. Negó que existiera crisis económica alguna y explicó que lo único que ocurre es que "existe interés electoral por crear una imagen de crisis".
Chaves sorprendió a la audiencia en otros momentos con su optimismo incurable. Aseguró que Andalucía crece a un ritmo más alto que Estados Unidos y Europa, pero eludió mencionar los grandes nubarrones y amenazas que afectan a Andalucía, como la persistente permanencia andaluza en los puestos de cola del desarrollo de España y Europa o la pésima calificación de la educación de los andaluces, reflejada en el informe PISA, un asunto grave que hipoteca el futuro de Andalucía y sobre el que varios de los presentes hicieron preguntas por escrito, sin que el moderador del acto, el director de "Cinco Días", el diario económico organizador del encuentro, llegara a plantearlas.
Un empresario de la construcción sevillano comentó a mi lado: "se nota que atacar a la iglesia es una consigna electoral. Si no es así, no se explica lo ocurrido".
Sea o no una consigna, la embestida de Chaves fue inesperada, potente y parecía surgir de alguien muy cabreado.
Chaves, como es habitual, sacó pecho ante la audiencia (casi doscientas personas) y trazó un panorama optimista y casi idílico de la situación económica de Andalucía y España. Negó que existiera crisis económica alguna y explicó que lo único que ocurre es que "existe interés electoral por crear una imagen de crisis".
Chaves sorprendió a la audiencia en otros momentos con su optimismo incurable. Aseguró que Andalucía crece a un ritmo más alto que Estados Unidos y Europa, pero eludió mencionar los grandes nubarrones y amenazas que afectan a Andalucía, como la persistente permanencia andaluza en los puestos de cola del desarrollo de España y Europa o la pésima calificación de la educación de los andaluces, reflejada en el informe PISA, un asunto grave que hipoteca el futuro de Andalucía y sobre el que varios de los presentes hicieron preguntas por escrito, sin que el moderador del acto, el director de "Cinco Días", el diario económico organizador del encuentro, llegara a plantearlas.