Información y Opinión

Magdalena Álvarez debe dimitir





Si España fuera realmente una democracia, la precariedad del sistema de inspección aérea, responsabilidad del Ministerio de Fomento, descubierta por la prensa con motivo del reciente avión estrellado en Barajas habría provocado la dimisión inmediata de por lo menos la ministra Magdalena Álvarez. Pero España es cualquier cosa menos una democracia limpia y ciudadana.

La prensa denuncia que la Agencia de Seguridad Aérea, encargada de intensificar las inspecciones a las líneas aéreas, fue aparcada en el mes de junio por falta de fondos por un gobierno que derrocha el dinero a la hora de contratar asesores, de comprar votos nacionalistas, de financiar programas de la ONU o de arreglar la bahía mexicana de Acapulco.

Los sistemas de inspección aérea en España, una país de intenso tráfico aéreo por su carácter turístico y por su estratégica situación en el mundo, son manifiestamente insuficientes y, a juzgar por los hechos, también ineficientes.

El retraso en la identificación de los cadáveres es otro fracaso del liderazgo que genera sufrimiento en las víctimas y que también demanda penalizaciones democráticas al poder. Cada accidente, cada drama, cada fracaso en España demuestra con una tozudez sorprendente la ineficacia del liderazgo y la podredumbre de la política.

Mientras tanto, la incapacidad de los ciudadanos para penalizar al poder político por sus fracasos y déficits demuestra que la democracia ciudadana ha sido transformada, a traición, por una oligocracia en la que el poder ya no es del ciudadano sino de los poderosos partidos políticos, más interesados en la defensa de su poder y privilegios que en el bien común.


   
Lunes, 25 de Agosto 2008
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