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Madrid 2012: los culpables de la derrota





Madrid 2012 fue ayer derrotada en Singapur por los británicos, que han conseguido que Londres sea la sede de las Olimpiadas del año 2012 pese a presentar un proyecto inferior, más virtual que real. En la hora del balance y del análisis, surge, en primer lugar, la convicción de que la candidatura de Madrid, técnicamente hablando, era buena y que lo que falló fue España, un país que proyecta una imagen exterior inquietante como consecuencia de tres déficits imperdonables en un país moderno: división interna, escaso peso internacional e inseguridad motivada por el terrorismo.

Son tres déficits atribuibles plenamente al gobierno de Rodríguez Zapatero, bajo cuyo corto mandato se ha acentuado la división interna, gracias al desproporcionado poder político que ha otorgado a minorías electoralmente insignificantes como los independentistas catalanes de ERC y a la sensación de debilidad general que proyecta el gobierno en asuntos relacionados con la unión y la cohesión nacional; se ha acentuado el escaso peso internacional de España, que ha perdido la amistad de potencias tan decisivas como Estados Unidos y Gran Bretaña, sustituidas por países como Francia, que sólo se ayuda a si misma, por un Alemania demasiado obsesionada por su propia decadencia y por desprestigiadas repúblicas como Cuba, Venezuela y otras; y que también ha acentuado la imagen de inseguridad gracias al oxígeno inyectado desde el gobierno a una ETA que en los últimos años de Aznar se encontraba al borde del KO y que el gobierno Zapatero ha sacado de la UVI convirtiéndola en un altanero y pendenciero interlocutor en unas inquietantes negociaciones de paz que nadie entiende y que pocos apoyan.

Descendiendo un peldaño más en el análisis y siendo más concretos, los culpables de la derrota son los errores del gobierno Zapatero, la insolidaria e intolerable actitud de los nacionalismos vasco y catalán, la capacidad de hacer daño de ETA, que puso una bomba "estratégica" en las puertas del estadio madrileño de La Peineta unos días antes del juicio olímpico de Singapur, y la envenenada y taimada amistad de Francia, cuyo presidente, el desgastado e impopular Chirac, el amigo de ZP, hostigó la candidatura española para debilitarla, facilitando así el triunfo de Londres.

La impertinencia del Grimaldi Alberto de Mónaco, que preguntó en Singapur por el terrorismo a un desconcertado Zapatero con el objeto de demoler la candidatura española, siguiendo instrucciones de Chirac, no es más que una consecuencia del poco peso internacional de España, del escaso respeto que se le tiene a nuestro país, de la falsa amistad de Francia y del concepto de "poco fiable" que las cancillerías de medio mundo y buena parte de la prensa influyente del planeta atribuyen al actual gobierno español, después de sus desatinos y errores en el plano de la diplomacia internacional.



Franky  
Viernes, 22 de Julio 2005
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