Colaboraciones

MOSCAS, TOSCAS RAZONES O MENDACES TRAMPANTOJOS


Nota



No obstante la provechosa lección que encierra esa pescadilla que se muerde la cola y nos recuerda, un día sí y otro también, que “callando, se aprende a escuchar; escuchando, se aprende a hablar; y hablando, se aprende a callar”, la sabiduría popular nos recomienda que escuchemos (y leamos), al menos, el doble de lo que hablamos (y escribimos), por el sencillo argumento de que Dios o la Madre Naturaleza nos concedió dos orejas (y dos ojos –o dos manos, en el caso de los invidentes-) y una sola mui. Asimismo, suele advertirnos de que, si es verdad inconcusa que en boca cerrada no entran (ni salen) moscas (así llamamos algunos a las toscas razones –o de esa guisa se nos antoja denominar a los mendaces trampantojos-), y de que por la boca muere el pez, no menos cierto es que uno es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios. El párrafo precedente viene a cuento de lo que, al parecer, soltó ayer por su sin hueso Matilde Fernández, diputada socialista en la Asamblea de Madrid, que, según opina el menda lerenda, puso la tilde donde no correspondía, quiero decir que metió la pata hasta el corvejón, al afirmar que las condonaciones “se hacen todos los días”, son “operaciones habituales”, “forman parte de la dinámica financiera” y sirven “para salvar puestos de trabajo”. De chiste (y aun estupendo), si no fuera porque lo dijo en serio.Y es que la tía se quedó tan campante, más ancha que larga, dejándonos a los demás con un palmo de narices. Ángel Sáez García

Franky  
Miércoles, 16 de Noviembre 2005