Colaboraciones

MESURA SIEMPRE EN “ON”





(MESURA, NUNCA MUERAS)

Más o menos, como dicen que hacía Félix Lope de Vega y Carpio, “el Monstruo de la Naturaleza” o “el Fénix de los Ingenios”, “en apenas horas veinticuatro”, se montó la ópera bufa o la befa terrorista del falso aviso de bomba (que no de bombones). El titular de la Cartera de Industria y primer secretario del PSC, José Montilla, acusó ayer a los mandamases del PP y a los directores/presentadores de la cadena de la Conferencia Episcopal, Cope, de alentar o “alimentar la catalanofobia, de incitar al odio y la confrontación entre españoles y de sembrar cizaña”. Bueno, pues dicho y hecho. Porque, efectivamente, no ha transcurrido un día entero y ya tenemos un bochornoso corolario al canto o cuento, una infame consecuencia al respecto. Esta mañana la cadena de radio susodicha ha tenido que interrumpir durante unos minutos su programación por un aviso apócrifo de bomba.

Excepto por alguna que otra (dejémoslo en esporádica), salida de pata de banco o tono (ergo, como cualquier quisque o hijo de vecino), el menda lerenda tenía y tomaba, quiero decir que reputaba, al "esquizofrénico" (según -infiero- vino a llamarle el republicano Joan Ridao) "caballo de troya de las fuerzas reaccionarias españolas" (según lo calificó ayer mismo el convergente Felip Puig), el susomentado ministro, por tipo circunspecto y moderado.

Ayer, Montilla, por si había entre los asistentes al Foro de Europa Press y oyentes de su discurso algún desmemoriado, recordó que los obispos son los propietarios de la cadena Cope, en cuyos micrófonos, concretamente, en el programa "La Mañana", dirigido por Federico Jiménez Losantos, éste animó ayer a sus radioescuchas a boicotear los productos catalanes ("lo del boicot del año pasado va a ser una broma al lado del de este año (…) Se ha acabado el chantaje", dijo).

A ver si todos (y cuando urdo “todos” quiero trenzar “todos”, sin excepción), los “hunos” y los “hotros”, el menda lerenda incluido, conseguimos (re)bajar el diapasón de nuestras más bajas pasiones y la ingente cantidad de nuestras contumelias y la pésima calidad de nuestros remoquetes, para que más tarde no tengamos que arder todos en la misma pira, o sea, no tengamos que hacernos ni sentirnos corresponsables de animaladas, propias de alimañas, sin cuento, aunque perpretadas por otros, el infierno, según la lección que aprendieron y mantienen y sostienen una legión de epígonos sartreanos.

Ángel Sáez García


Franky  
Jueves, 27 de Octubre 2005
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