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Los políticos españoles, excepto los de VOX, sometidos al globalismo



España es uno de los países del mundo donde el globalismo es más fuerte. Casi la totalidad de sus grandes partidos políticos, excepto VOX, están sometidos a los planteamientos y objetivos de la agenda global 2030.

El drama del PP, el que ha conducido a ese partido hasta el desastre, es que se parece tanto al PSOE que sus militantes y simpatizantes están perplejos y frustrados. Ambos comparten el globalismo con idéntico entusiasmo y defienden por igual la implantación en España de la Agenda 2030.

Isabel Díaz Ayuso, aunque comparte esa agenda, a la que nunca se ha opuesto, lo disimula y, consciente de que el pueblo no la quiere, la oculta y jamás la defiende. Por su parte, VOX, enemigo declarado del globalismo, se ha convertido en el último refugio de los millones de españoles que rechazan los postulados globalistas y la inversión de valores que se esconde tras esa doctrina.

Es hora de que los españoles sepan que los que llevan en su solapa el multicolor círculo que simboliza el globalismo, están unidos por las mismas ideas y objetivos y que su aparente lucha política es poco más que un combate por el poder, pero sin ofrecer al pueblo diferencias sustanciales.

La Zarzuela, la Moncloa y los partidos PP, PSOE, UP y Cs podrán enfrentarse en apariencia y disfrazarse con los colores azul, rojo, morado o naranja, pero todos son parte del globalismo en estado puro.
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Mañueco, reciente vencedor en las elecciones de Castilla y León, ha declarado que la guía de su gobierno era la agenda globalista, lo mismo que hizo Pedro Sánchez ante la Asamblea General de la ONU. A todos les une el sometimiento a los grandes poderes mundiales que mueven los hilos y que quieren cambiar el mundo, aniquilando libertades, derechos y viejos valores, sometiendo más a los ciudadanos a un super gobierno de alcance mundial que garantice estabilidad y un mundo bajo el poder omnímodo del Estado.

Sólo VOX está fuera de ese globalismo militante. Por eso es acosado y etiquetado como "extrema derecha" sin serlo. Por eso sus adversarios, con el apoyo del gran capital, están dispuestos, incluso, a ilegalizarlo si su imparable crecimiento continúa y se convierte en un candidato con posibilidad real de gobernar España.

El globalismo es una gran estafa, una conspiración en las sombras que quiere imponerse sin revelar sus verdaderos objetivos y fines. La inmensa mayoría de los votantes españoles ignoran que el PP y el PSOE son discípulos de los grandes multimillonarios del mundo. Sus dirigentes saben que si esa dependencia vergonzante y opaca fuera conocida, perderían gran parte de los apoyos que hoy tienen.

El objetivo de la agenda es crear un mundo nuevo que imponga un concepto diferente de la política y de la vida humana. La libertad será un valor secundario y dejará de ser el motor de la Historia. La rebeldía y la resistencia frente al poder inicuo se convertirán en crímenes. La democracia pasará a ser una reliquia histórica y no serán los pueblos los que elijan a sus gobernantes, sino que lo hará el gran Sanedrín Mundial, escondido siempre detrás de las cortinas.

Todo el poder será para el Estado, que no será, como ahora, frágil y sometido a los deseos del pueblo. Eso de votar y deponer a gobiernos que gustan al poder oculto nunca más ocurrirá. Las sombras quieren dominar el mundo, pero directa y realmente, sin escondites y sin disfraces, como lo ha tenido que hacer hasta ahora.

La población mundial tendrá que ser reducida, pero no sabemos como lo conseguirán, aunque sospechamos que a través de pandemias que llegarán como llovidas del cielo, pero bajo la sospecha de que podrían gestarse en laboratorios genéticos y bioquímicos que trabajan en la oscuridad.

La gente no se explica que los niños andaluces sigan siendo adoctrinados en las escuelas, donde ahora manda la derecha, que se promueva el aborto y se penalice tener hijos en países necesitados de población joven o que Feijóo ponga en peligro la unidad de España segregando la lengua española e imponiendo identidades culturales gallegas.

El independentismo avanza y es protegido en las sombras porque debilita la unidad nacional y el espíritu de los pueblos unidos, que son obstáculos para el globalismo. No se entiende la inmigración desordenada y desatada, ni el apoyo de los gobiernos a los que invaden los países sin ánimo de integrarse y creando conflictos. Tampoco se entiende que los políticos tengan manos libres para la corrupción y el enriquecimiento y que los negocios del poder sean cada día más opacos. Todo eso es globalismo en Estado puro y una vía abierta para la agenda 2030.

La "comunión" del PSOE y el PP en torno al globalismo ha hecho posible la actual crisis demoledora del PP. Pedro Sánchez ha actuado con Casado sin respeto, como si fuera su "colega", haciéndole ver sus compromisos con el proyecto global 2030. Muchos sospechan que detrás del drama del PP está la mano del poder mundial oculto. Eso es al menos lo que piensan no pocos estudiosos de la geoestrategia mundial.

Ya es hora de que seamos conscientes de lo que realmente son los que nos gobiernan y lo que significan los votos que emitimos. La verdad está oculta por la conspiración, también sometida al globalismo, de las televisiones y gran parte del entramado mediático. La gente está siendo engañada y se le priva de la verdad, lo que constituye una violación grave y brutal de las libertades y derechos fundamentales del ser humano.

La verdad, por desgracia, ya sólo se encuentra y se defiende desde algunas pequeñas trincheras que funcionan en la todavía mediana libertad de Internet.

Francisco Rubiales

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Martes, 22 de Febrero 2022
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