Los gallegos están en disposición de prestar un gran servicio a España una vez más, como ya lo hicieron otras veces en el pasado. El próximo 21 de octubre, cuando acudan a las urnas, pueden dar una sonora y severa lección a la casta política que ha arruinado este país y avergonzado a la ciudadanía española con sus fracasos, errores, traiciones y arbitrariedades corruptas y antidemocráticas. Los electores gallegos tal vez se atrevan a marcar una nueva tendencia en España al rechazar en las urnas a los grandes partidos políticos, apostando por la protesta y el rechazo a la casta política y abriendo el camino hacia la regeneración y la decencia. Los gallegos no pueden votar a los partidos que, en las últimas décadas, les han llevado hasta la ruina, la degradación, la perdida de valores y el retroceso en prosperidad, libertades y derechos. No pueden votar al PP, ni al PSOE, ni al BNG, ni a IU, ni a ningún otro partido que haya participado en el obsceno festival de la degeneración de la democracia y de la vida política en España.
Las próximas elecciones gallegas serán las primeras que se celebren con el pueblo español consciente de que los políticos deben ser castigados, sin excepción, por ser los principales culpables del gran drama que padece España. Es la primera vez que los ciudadanos se acercarán a las urnas conscientes de que los políticos merecen un severo castigo por sus traiciones y abusos, sabedores de que votar a un partido de oposición para castigar al que gobierna carece de sentido, ya que sólo se consigue que un inepto sustituya a otro o que un corrupto ocupe el lugar de otro político corrompido.
Los españoles demócratas miran a Galicia con ilusión, esperando que los gallegos apuesten masivamente por la protesta y el rechazo a una casta política que es el cáncer de España, lo que significaría votar masivamente en blanco, abstenerse de acudir a las urnas para colaborar con un sistema injusto y opresor o llenar las urnas con papeletas anuladas con leyendas que afeen a los políticos su comportamiento indecente e ignominioso.
Las próximas elecciones gallegas serán las primeras que se celebren con el pueblo español consciente de que los políticos deben ser castigados, sin excepción, por ser los principales culpables del gran drama que padece España. Es la primera vez que los ciudadanos se acercarán a las urnas conscientes de que los políticos merecen un severo castigo por sus traiciones y abusos, sabedores de que votar a un partido de oposición para castigar al que gobierna carece de sentido, ya que sólo se consigue que un inepto sustituya a otro o que un corrupto ocupe el lugar de otro político corrompido.
Los españoles demócratas miran a Galicia con ilusión, esperando que los gallegos apuesten masivamente por la protesta y el rechazo a una casta política que es el cáncer de España, lo que significaría votar masivamente en blanco, abstenerse de acudir a las urnas para colaborar con un sistema injusto y opresor o llenar las urnas con papeletas anuladas con leyendas que afeen a los políticos su comportamiento indecente e ignominioso.