Torpedos

Las grandes traiciones de Pedro Sánchez



Pedro Sánchez es un traidor. Sus traiciones son muchas, pero sobresalen tres: a su propio partido, al que ha destrozado y envilecido, después de haber utilizado el fraude de una urna falsa en unas votaciones internas; al pueblo saharaui, al que ha dejado abandonado y en manos de la crueldad marroquí; y a la propia España, su nación, a la que está empobreciendo y hundiendo en la pobreza, el odio, la decadencia, la corrupción y la miseria moral.

Su traición más reciente es la entrega de Pamplona a los herederos del terrorismo etarra, perpetrada por el PSOE, una de las bajezas y traiciones mayores del sanchismo, de especial suciedad y miseria moral porque habían antes prometido, como suele ocurrir, que nunca lo harían.

Estas son sólo algunas traiciones destacadas, pero hay muchas más, desde el uso de la mentira como política de Estado hasta el reparto arbitrario e injusto de los recursos públicos, ambas traiciones a la Constitución e hitos en corrupción.

Hay una traición no comprobada, pero de la que le acusan millones de españoles, que es la de haber realizado fraude en la última consulta electoral. Si esa traición llegara a comprobarse, Sánchez pasaría a la Historia como el peor de los felones, por encima, incluso, del rey Fernando VII.

El sanchismo es corrupto no sólo porque ha traicionado muchas veces, sino porque ha traicionado a todos, a los suyos, a los adversarios, a sus socios, a todos los españoles.

Otra de sus grandes traiciones, especialmente sucias y canallas en democracia, fue el incumplimiento de sus promesas electorales, toda una estafa a los votantes, a los que prometió que no habría amnistía, que no gobernaría con Podemos, que no pactaría con BILDU, que traería a Puigdemont para que rindiera cuentas a la Justicia, promesas todas ellas traicionadas porque las incumplió, logrando que los votos que recibió fueran bastardos e inválidos en democracia.

Pero la peor de las traiciones, desde una óptica moral, ha sido la resurrección del odio en España, que él ha patrocinado y dirigido personalmente, invalidando aquel hermoso pacto que los españoles hicieron tras la muerte de Franco de perdonar el pasado y unirse para afrontar juntos el futuro.

Traiciones son haber alimentado el independentismo catalán y vasco, haber sentado al comunismo, una doctrina manchada de sangre, en el Consejo de Ministros, haber convertido a los herederos de ETA en socios preferenciales de su gobierno y haber marginado y castigado a las autonomías gobernadas por la derecha.

Haber comprado con dinero público y privilegios su permanencia en el poder, comprando los votos de la parte más sucia y llena de odio de la política española, es otra traición especialmente dolorosa e imperdonable del sátrapa Pedro Sánchez.

La demonización de VOX, empujando a ese partido hasta la marginación y el odio, ha sido otra traición rastrera porque VOX nunca ha asesinado a nadie, como han hecho casi mil veces sus socios vascos, ni ha atacado jamás el orden constitucional.

Otra traición miserable e inadmisible de Sánchez es su asalto al poder judicial, burlando así el principal rasgo de las democracias, que es la separación de los tres poderes básicos del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

La lista de las traiciones de Sánchez es interminable y no cabe en un artículo. Ha traicionado la limpieza, la decencia, el decoro y la ética y ha colocado no a los mejores sino a mediocres que son amigos suyos al frente de las grandes instituciones y empresas del país: Consejo de Estado, Tribunal Constitucional, Fiscalía General del Estado, CIS, CNI, Tribunal de Cuentas, AENA , Red Eléctrica, CNMC, CNMV, INE, RENFE, Indra, Hispasat, Agencia EFE, Correos, Paradores y otras muchas de inferior nivel.

Francisco Rubiales




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Viernes, 29 de Diciembre 2023
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