Información y Opinión

La vergüenza de Gibraltar y la traición de Sánchez



Pedro Sánchez viajó ayer a Londres para verse con el premier británico Starmer con el mismo espíritu que suele viajar a Rabat, con las bragas en los tobillos, sometido al enemigo de España y humillado como meretriz cobarde y corrupta.

Sánchez ha celebrado el reciente acuerdo con los ingleses sobre Gibraltar y baraja demoler la verja en enero, olvidando con cobardía y deshonor que Inglaterra posee una colonia en España y que el deber de todo español es intentar recuperar ese trozo de tierra pirateado por los británicos.

Que nadie olvide que Gibraltar es una colonia de Inglaterra clavada en el corazón de España. Aunque el Rey y nuestros políticos, indignos, lo ignoren, nosotros lo sabemos y sentimos lo que cada español decente debe sentir: vergüenza y rabia ante ese expolio contrario a derecho.
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La entrevista celebró con descaro la victoria de Inglaterra en el asunto de Gibraltar, una batalla que han perdido España y Sánchez, un traidor que no ama a España y que se dispone a derribar la verja, que era el último símbolo de dignidad español en el Peñón.

Si da un asco insufrible ver a Sánchez arrodillado en Londres, ante el pirata británico, también se siente asco al contemplar la Costa del Sol española llena de coches con matrícula de la colonia inglesa de Gibraltar (GBZ). Van arrogantes y con velocidad porque se sienten ganadores y no pagan las multas.

Franco fue el único político que tuvo los cojones de cerrar la verja y encerrar a los piratas en su colonia ilegal. Hoy, gracias a los cobardes socialistas y al tibio PP, son los amos de la situación.

Pedro Sánchez acaba de perder la mejor oportunidad desde hace siglos para recuperar, aunque sea en parte, la soberanía española sobre ese territorio arrebatado. El Brexit obligó a los británicos a negociar el estatus de Gibraltar y aquella situación representaba, al menos en teoría, una poderosa ventaja para España. Pero, como hizo Felipe González, Sánchez cedió y la colonia sigue mostrando al mundo la humillación de España y el triunfo de la pérfida Inglaterra.

Nuestro Rey Felipe ha olvidado su deber de reivindicar el trozo de España arrebatado y hasta es considerado un súbdito británico aventajado, condecorado por los ingleses con la Jarretera, su máxima orden, aquella que se concede a los que sirven con devoción al Imperio.

El denostado dictador Franco fue el único español con cojones suficientes para cerrar la verja y mantener a los piratas de la Roca encerrados en su peñón, rumiando soledad y aislamiento en la Roca.

Para equilibrar la riqueza, Franco industrializó el territorio circundante y dio empleo a la población, una labor que los demócratas falsos, tras su muerte, abandonaron.

Felipe González fue toda una vergüenza para España: abrió la verja a cambio de nada y entregó a los colonos británicos las miles de líneas telefónicas que necesitaban para ser un emporio de riqueza y les concedió también otras ventajas, entre ellas las de cerrar los ojos ante el aeropuerto ilegal que construyeron y la invasión de aguas españolas con bloques de hormigón para ampliar, también ilegalmente, la superficie de la colonia arrebatada, violaciones claras del Tratado de Utrecht.

La situación de cobardía y sumisión de España frente a Gibraltar y Gran Bretaña es hoy más indecente y triste que nunca.

Hasta hay españoles que visitan la colonia como turistas, olvidando donde están y a quien ayudan con su dinero. Esa bajeza es terrible.

Blas de Lezo, otro de los escasos españoles decentes y con honor, pidió a sus conciudadanos, como protesta frente a la maldita Inglaterra, que mearan siempre mirando hacia las islas británicas.

Yo, desde luego, lo hago varias veces cada día, incluso cuando estoy en un hotel. Me oriento y digo: "Para ti, maldita Inglaterra".

Soy uno de los españoles convencidos de que la humillación constante de España ante Inglaterra y la traición de nuestros políticos en el asunto de Gibraltar son nuestro peor símbolo de decadencia y deterioro como nación.

Gobernar o reinar en España debería incluir la obligación irrenunciable de reivindicar la devolución de la colonia y luchar por conseguirla.

Francisco Rubiales

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Jueves, 4 de Septiembre 2025
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