Información y Opinión

La única salida decente para los políticos españoles



España se encuentra en una peligrosa situación de bloqueo. Los políticos han fracasado y ni el gobierno ni la oposición gozan del aprecio y la confianza de los ciudadanos. Si los políticos se aferran al poder, España será un país oprimido por un gobierno no deseado y sin legitimidad. La única salida digna existente es abrir un periodo constituyente donde pueda construirse un nuevo sistema, esta vez auténticamente democrático y decente, sin la terrible contaminación actual de corruptos e ineptos en la política, un drama que ha terminado por arruinar el país.
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Ante el dramático fracaso de Rajoy como gobernante y el hundimiento del PP en las encuestas, lo lógico sería que el PSOE, principal partido de la oposición, se preparara ya para relevar al PP en el poder, pero esa salida es imposible porque los socialistas están tedavía más desprestigiados y tienen peor imagen que la derecha, lo que les impide ser el relevo que España necesita. Ver como Rubalcaba, culpable principal, junto con Zapatero, del actual desastre de España, pide la dimisión de Rajoy, como si él estuviera limpio y tuviera autoridad moral para hacerlo, causa estupor y vergüenza a cualquier demócrata o ciudadano honrado. El cobro de sobres en dinero negro por parte de Rajoy y sus colaboradores es solo una sospecha bastante sólida, pero Felipe González, que tenía un "master en corrupción y que fue el descubridor y padrino de Rubalcaba, ya repartio dinero negro a mansalva entre los socialistas, durante su mandato, según acusaciones muy fundadas.

¿Que salida hay entonces para esta España atascada y desesperada? No hay otra que certificar el fin de este sistema trucado y maloliente, una sucia y corrupta dictadura de partidos políticos que han querido hacer pasar por democracia.

Después de haberse cargado de ignominia por haberse corrompido y practicado el abuso del poder y la arbitrariedad, la clase política española, consciente de que el país se encuentra en un callejón si salida, con la confianza perdida y casi destrozado por el mal gobierno, debería tener un último gesto de generosidad y decencia autodisolviendo la podrida y agonizante partitocracia española y dando los primeros pasos para que se instaure un verdadera democracia de ciudadanos.

Los síntomas de decomposición de la política española son visibles e indiscutibles. Los ciudadanos han perdido la confianza en sus gobernantes y en el mismo sistema, lo que deslegitima a la clase política. Ni siquiera funciona la alternancia en el poder, ante el convencimiento de los ciudadanos de que tanto el gobierno como la oposición no merecen el poder y están corrompidos hasta la médula. Los escándalos se superponen unos sobre otros sin que la sociedad pueda recuperarse y la desconfianza es de tal envergadura que las verdades tienen la misma credibilidad que las mentiras. Sea cual sea la acusación o el escándalo, la mayoría de los ciudadanos siempre creen que los políticos roban y son indecentes.

Ante esa situación de deterioro extremo, no existe otra salida que el cambio de sistema, la liquidación de la sucia oligocracia de partidos que sucedio al franquismo haciendose pasar por una democracia y su sustitución por un sistema democrático decente y controlado por los ciudadanos, no por unos partidos políticos que no han dado la talla y se han convertido, a juicio de los ciudadanos, en asociaciones de malhechores.

En una situación similar de agonía, agotamiento y decadencia, las cortes franquistas se hicieron el harakiri porque entonces la gente era decente y por tanto era impensable agarrarse a la poltrona a toda costa. Si el régimen de Franco se hubiera agarrado al poder, habría durado cuatro o cinco años más, pero eso hubiera supuesto dejar al país destrozado, que es lo que, con toda probabilidad, van a hacer los Rajoy, los Rubalcaba, los Cayo Lara y los nacionalistas que odian a España.


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Lunes, 4 de Febrero 2013
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