Información y Opinión

La trifulca y el mal estilo degradan todavía más la ya sucia política española



La agresividad y los insultos de Pedro Sánchez a Rajoy en el "cara a cara" televisivo del 14 de diciembre traen secuela, como es lógico, y han degradado todavía mas la ya sucia y maloliente política española. La agresión a Rajoy de un adolescente miserable es la prueba de que una política que ya era deleznable tiende a empeorar, para desgracia de todos.
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El ejemplo cunde y la violencia engendra violencia. Los insultos de Sánchez a Rajoy en el "cara a cara" engendraron el puñetazo al presidente del mozalbete imberbe, que ahora, a pesar de que fue un imbécil, debe sentirse un héroe tras haber atravesado la "línea roja". Menos mal que sólo utilizó el puño. Políticos, tened cuidado y colocaros el casco porque la furia y la frustración brotan cuando la política injusta y sin grandeza obstruye el futuro de la gente. Entonces, algunos pierden la calma, desaparecen la prudencia y la educación y puede perecer el respeto debido a los viejos.

La presión en la caldera española es casi insoportable. La desigualdad, el avance de la pobreza, la injusticia imperante, jóvenes sin futuro, la emigración obligada, si se quiere trabajar, los salarios de miseria, el lujo y la arrogancia de la clase política, la falta de democracia y un sistema que es incapaz de generar ilusión y esperanza están convirtiendo la política española, poco a poco, en un basurero pestilente en el que la violencia puede hacer acto de presencia y donde el Estado de Bienestar ya sólo está vigente para los políticos, los burócratas y los ricos, no para el pueblo.

Cuando los políticos dejan de ser servidores públicos para convertirse en privilegiados, cuando ni siquiera admiten ser controlados por los ciudadanos, como establece la democracia, cuando las encuestas reflejan que son el gran problema del país, cuando no representan a los ciudadanos sino a sus propios partidos y cuando el viejo rechazo a la casta empieza a convertirse en odio, algunos pueden perder los nervios y la mesura y la convivencia corre el peligro de transformarse en trifulca indignada, rencorosa y vengativa.

Nadie con razón y ética justifica la violencia porque ese camino es despreciable, pero, como ha ocurrido con la corrupción, que empezó en los palacios y desde allí contaminó a la sociedad, el ejemplo ha llegado de arriba y es posible que los insultos y la inédita agresividad del socialista Pedro Sánchez en el reciente debate "cara a cara" haya servido como pistoletazo de salida para los que odian demasiado y para los desesperados que no saben frenar sus pasiones.

Que los políticos se coloquen el casco porque la violencia siempre engendra violencia y muchos descerebrados deben estar contemplando al imbécil que propinó un puñetazo a Rajoy como un héroe, cuando en realidad fue un peligroso y vulgar rufián pendenciero.


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Jueves, 17 de Diciembre 2015
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