Las audiencias se han rebelado contra los medios de comunicación tradicionales y esa rebelión ha tenido consecuencias tan importantes como la pérdida de confianza en los medios, el deterioro de la credibilidad mediática y fenómenos como la expansión del blog, un nuevo medio que, a pesar de su falta de credibilidad y de profesionalidad, está funcionando y no para de crecer.
La tesis de que las audiencias ciudadanas se han rebelado contra los medios tradicionales, precisamente por los muchos errores que esos medios han cometido, fue admitida valientemente por José Antonio Zarzalejos, director de ABC, en una conferencia que pronunció el miércoles 10 de mayo, en el Foro "Innovatec" de Sevilla.
Zarzalejos admitió que los medios han banalizado sus contenidos, han elaborado sus contenidos como si la audiencia no existiera y se han sometido demasiado a las presiones del poder político y de los anunciantes.
La rebelión de las audiencias es un hecho incuestionable, reconocido hoy por la casi totalidad de los analistas y expertos. Esa rebelión es consecuencia de la arrogancia de los grandes medios tradicionales, que, por haber vivido los últimos años al margen de los ciudadanos, han perdido credibilidad y el favor de los consumidores de información.
Las cuatro principales causas de la catástrofe son:
· La marginación de los ciudadanos, consecuencia del divorcio de los medios con la audiencia y de la sustitución de la alianza entre medios y ciudadanos por alianzas entre los medios, el poder político y los grandes anunciantes.
· La pérdida de peso de las redacciones y de los periodistas, que han perdido influencia y control en los medios frente a las empresas y a los gestores empresariales.
· La pérdida de la distancia con respecto a los grandes poderes ha provocado un desastre profesional y deontológico que está en la base de la pérdida de credibilidad y de la rebelión de las audiencias.
· La pérdida de libertad y rebeldía en los medios, que han perdido aquel viejo espíritu rebelde, iconoclasta y libre que acompañó al periodismo moderno en su nacimiento. Los medios han perdido independencia, libertad y espíritu crítico precisamente cuando las audiencias demandaban de esos medios algo más que independencia y objetividad: crítica vigorosa, una ética inamovible y toma de posiciones muy atrevidas y valientes en asuntos de interés general, como la vigencia de la ética, los ataques a la libertad, la corrupción política y la degeneración de la democracia.
La tesis de que las audiencias ciudadanas se han rebelado contra los medios tradicionales, precisamente por los muchos errores que esos medios han cometido, fue admitida valientemente por José Antonio Zarzalejos, director de ABC, en una conferencia que pronunció el miércoles 10 de mayo, en el Foro "Innovatec" de Sevilla.
Zarzalejos admitió que los medios han banalizado sus contenidos, han elaborado sus contenidos como si la audiencia no existiera y se han sometido demasiado a las presiones del poder político y de los anunciantes.
La rebelión de las audiencias es un hecho incuestionable, reconocido hoy por la casi totalidad de los analistas y expertos. Esa rebelión es consecuencia de la arrogancia de los grandes medios tradicionales, que, por haber vivido los últimos años al margen de los ciudadanos, han perdido credibilidad y el favor de los consumidores de información.
Las cuatro principales causas de la catástrofe son:
· La marginación de los ciudadanos, consecuencia del divorcio de los medios con la audiencia y de la sustitución de la alianza entre medios y ciudadanos por alianzas entre los medios, el poder político y los grandes anunciantes.
· La pérdida de peso de las redacciones y de los periodistas, que han perdido influencia y control en los medios frente a las empresas y a los gestores empresariales.
· La pérdida de la distancia con respecto a los grandes poderes ha provocado un desastre profesional y deontológico que está en la base de la pérdida de credibilidad y de la rebelión de las audiencias.
· La pérdida de libertad y rebeldía en los medios, que han perdido aquel viejo espíritu rebelde, iconoclasta y libre que acompañó al periodismo moderno en su nacimiento. Los medios han perdido independencia, libertad y espíritu crítico precisamente cuando las audiencias demandaban de esos medios algo más que independencia y objetividad: crítica vigorosa, una ética inamovible y toma de posiciones muy atrevidas y valientes en asuntos de interés general, como la vigencia de la ética, los ataques a la libertad, la corrupción política y la degeneración de la democracia.