Comunicación y Medios

La prensa gratis





Hasta que los editores de los grandes diarios no asuman que el futuro pertenece por completo a la prensa gratuita y que pagar por un periódico es cosa del pasado, no podrán detener el declive de los grandes medios, cada día más débiles y con menos lectores.

Los lectores tienen claro que pagar por un periódico carece de sentido, aunque estarían dispuestos a pagar por los dominicales y por ediciones especiales. La información diaria prefieren recibirla gratis y seleccionarla de la amplia oferta disponible: televisión, radio, internet y una rica oferta de cabeceras gratuítas, fácilmente acesibles en las principales ciudades.

Nadie en el mundo del marketing duda que algún día no lejano The New York Times, The Washington Post, Le Monde, el Frankfurter, el Corriere, el País y otras grandes cabeceras serán gratuitas. El tránsito sólo tiene dos problemas: convencer a los editores, muchos de los cuales están desbordados y estancados en el paso y se resisten a asumir el cambio, y crear las nuevas redes de distribución, ya que la alianza actual entre editores de periódicos y kiosqueros tendrá que desaparecer.

Los periódicos cada día dependen menos de la venta y más de la publicidad y de las redes distribuidoras. La conversión a gratuíto es técnica y financieramente posible, pero existe la resistencia al cambio de era, un miero natural si se tiene en cuenta que todo cambio es traumático y que el actual modelo ha funcionado y generado poder y riqueza a los editores durante un par de siglos.

El futuro se perfila con los grandes diarios ofrecidos gratis a sus lectores y fiananciados enteramente por la publicidad. Sin embargo, esos diarios venderán ediciones especiles cada domingo o cuando la actualidad lo demande, ofreciendo en esas ocasiones productos más orientados hacia el análisis, la documentación y el entretenimiento que a la información pura.

El mayor problema para el cambio será crear las nuevas redes de distribución. Pero el problema es menos grave de lo que parece, ya que el actual sistema puede sustituirse ventajosamente por otro que combine unas suscripciones muy económicas con redes muy baratas de estudiantes, como hacen hoy los gratuitos, y con acuerdos alcanzados con bares, cafeterias y establecimientos comerciales que se encargarían de la distribución a cambio de publicidad.

Franky  
Lunes, 26 de Septiembre 2005
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