Información y Opinión

La política española invadida por mediocres





Con Manuel Marín, actual presidente del Congreso, se marrcha uno de los escasos políticos de talla que quedan en la política activa española, ocupada hoy masivamente por hornadas de mediocres forjados en los aparatos de los partidos políticos, que son la peor escuela imaginable para formar líderes democráticos.

Con Marín España pierde uno de esos políticos imprescindibles en estos tiempos de abrumadora mediocridad, en los que únicamente pueden "hacer carrera" los incondicionales, los sectarios y los que han renunciado a tener ideas y principios propios para seguir como esclavos la ideología del jefe y las consignas y estrategias del partido.

Con Marín se va un hombre que dedicó treinta años de su vida a representar a España y que fue artífice, junto con Abel Matutes, de la icompleja ncorporación a las instituciones europeas.

Si se comparan, por ejemplo, los gobiernos de Felipe González, integrados por catedráticos, juristas de prestigio y políticos con hojas de servicio repletas de logros, con los actuales, nutridos de mediocres, sin ni siquiera carreras universitarias destacadas y sin apenas nada que ofrecer, cuyo mayor mérito es la llamada "lealtad" al líder, término engañoso que oculta la esclavitud al partido y la sumisión plena al jefe, uno descubre que también el liderazgo en la democracia española pierde calidad académica y profesional, mientras se deteriora políticamente a un ritmo endiablado.

Los miembros de los nuevos gobiernos españoles suelen ser gente casi desconocida, sin méritos demostrados en la vida profesional y generalmente forjada en las escuelas verticales y autoritarias de los partidos políticos, donde nadie que quiera "hacer carrera" puede expresar libremente sus ideas, donde es imposible contradecir al poder y donde se aprende, sobre todo, a someter la propia voluntad a escalas de mando más rígidas e implacables que las que rigen en los cuarteles del ejército.

Otro rasgo preocupante de los nuevos gobernantes es que, al carecer de carreras y conocimientos que les permitan destacar en la vida profesional, se aferran al poder, se convierten en "gobernantes profesionales", un concepto en contradición con la verdadera democracia, que reclama un permanente espíritu amateur, y se muestran dispuestos a realizar lo que sea necesario para mantener los privilegios del poder, cada día mayores.

Muchos observadores y analistas, tras reconocer que Marin se marcha porque se ha empeñado en ser ecuánime y justo en su cargo y ese comportamiento le ha enfrentado con los mediocres del núcleo duro del PSOE, encabezados por Pepiño Blanco, se preguntan ¿Cómo pueden gestionar una democracia, cuya esencias son la libertad, la igualdad y la convivencia armónica entre iguales, personas que ha sido educadas en la vertical y autoritaria vida interna de los partidos políticos, regidas por normas tan antidemocráticas como el sometimiento al lider, la renuncia a "la verdad", la aceptación sin crítica de "la verdad del poder" y la adaptación de las propias ideas, principios y comportamiento a lo que exige el partido?


   
Domingo, 18 de Noviembre 2007
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