Información y Opinión

La inmensa mediocridad y vileza de los políticos



El principal rasgo de nuestro tiempo es el deterioro de los políticos, cada día más rechazados por sus pueblos por su fracaso en el liderazgo y por conducir a sus países hacia el desastre. De todos los políticos del mundo desarrollado, los españoles se llevan la palma en corrupción, bajeza, mentiras, traiciones, deterioro moral y torpeza. España está hoy dividida, desmoralizada, corrompida, mal gobernada, desprovista de ilusiones y con sus derechos y libertades en peligro por culpa de una clase política deplorable, que lleva cuatro décadas destruyendo la nación.

La clase política española ya estaba desprestigiada y era ampliamente rechazada por el grueso de la ciudadanía, pero con Pedro Sánchez en el poder, el desprestigio se ha tornado asco y el rechazo odio. Nunca antes en España nadie hizo tanto daño a la patria común como el actual presidente del gobierno, un Judas maquiavélico que ha llegado al poder con el apoyo de miserables y desleales llenos de odio que supera en bajezas, traiciones y mentiras a los peores personajes de nuestra Historia, incluyendo a nuestros peores monstruos y fantasmas, desde el rey felón Fernando VII a los que hicieron estallar nuestra Guerra Civil de 1936 y al inepto y dañino Zapatero.

Basta contemplar y analizar nuestro mundo presente para concluir que los políticos y sus partidos han sido un fracaso y que si no los arrojamos pronto del poder terminarán por llevarnos a todos a la ruina y la degradación. Los partidos políticos son los grandes culpables de la injusticia reinante, de la bajeza y de la pésima gestión de los asuntos públicos. Millones de personas ocupan puestos que les vienen grandes y desempeñan responsabilidades para las que no están preparados sólo porque pertenecen a un partido político que les coloca ahí para que disfruten del botín de la victoria. Hay millones de imbéciles en el mundo al frente de los transportes, las comunicaciones, las empresas públicas, las grandes instituciones y en órganos de gobierno como ministerios, gobiernos regionales, parlamentos, etc. que no tienen otro mérito que ser miembros de un partido que ha ganado unas elecciones o que ocupa espacios de poder. Ese imperio de los mediocres y de los imbéciles es la gran tragedia de la democracia, su principal punto débil.
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El poder en la sombra, el poder demoníaco
El deterioro de la política es un fenómeno mundial, pero en algunos países, entre ellos España, es un flagelo que ha alcanzado proporciones de tragedia y que amenaza con destruir la nación.

El pueblo español, dividido pero todavía consciente del profundo deterioro del liderazgo que padece, está tan manipulado, debilitado y maniatado que es incapaz de reaccionar con la dignidad debida para expulsar del poder a los indeseables que se han apoderado del Estado. Cuatro décadas de mentiras, manipulación y bajezas controladas por el poder han causado el efecto de hacer al pueblo cobarde y esclavo.

La bajeza moral, la imbecilidad y el imperio de los mediocres no han avanzado con la misma intensidad en todo el mundo. Hay países, como España, donde los peores han llegado al poder y están causando estragos, pero hay otros donde los controles y cautelas del sistema han funcionado correctamente y se están librando, por el momento, del virus de los imbéciles dañinos y de que sus grandes instituciones y responsabilidades públicas caigan en manos de idiotas irresponsables con mala leche.

De todas las maldades y burradas que han protagonizado los mediocres con carné de partido, la mayor de todas es el hundimiento de los valores, un desastre que era necesario para que los imbéciles pudieran tomar el poder. En un mundo sin valores, los idiotas pesan tanto como los mejores.

Nunca desde el fin de la II Guerra Mundial el mundo estuvo tan enfrentado como hoy. Los que mandan en el mundo y sus políticos a sueldo están eufóricos porque están logrando su objetivo de enfrentar, dividir y fomentar el odio. Son hienas de una crueldad infinita a las que debemos expulsar del poder antes de que nos devoren. Los progres están contra los conservadores, los ciudadanos contra sus malditos políticos, los políticos contra la democracia y el pueblo, los musulmanes contra los cristianos, los europeistas contra los euroescépticos, las feministas contra el varón, las leyes contra el ciudadano, losladrones que cobran impuestos abusivos contra los contribuyentes, los delincuentes contra la convivencia, etc.

Nadie se atreve a decir la razón por la que muchos líderes políticos nos conducen hacia el caos y la violencia más insoportable, pero cada día somos más los que sospechamos que el objetivo es crear un mundo tan violento, inseguro, peligroso y repugnante que las masas terminen pidiendo voluntariamente una dictadura mundial férrea. Los mediocres son dóciles siempre porque saben que deben su poder y dominio a sus partidos o a los que mandan desde la oscuridad, a los que sólo les interesa la lealtad y la obediencia ciega a sus consignas.

Los inteligentes e independientes hace mucho que no tienen cabida en la política porque en esos territorios pensar y decidir con criterio representan riesgos inasumibles por el verdadero poder oculto, que se siente eufórico rodeado de dirigentes obedientes, mediocres, imbéciles, cobardes y sin ética.

Con ese inmenso lastre de partidos políticos traidores, que anteponen siempre sus propios intereses y la obediencia a los amos al bien común y con dirigentes idiotizados, cobardes, que desprecian a sus pueblos y que están al servicio del mal, el mundo camina dando tumbos hacia el precipicio, mal conducido por una clase política que nunca antes había acumulado tanto poder, oprobio, miseria y desprecio.

Ese sueño en el que todos participan, el de un mundo en el que no exista otro poder que compita con el que se oculta en las sombras, propio de Lucifer, es el que persiguen muchos de nuestros dirigentes políticos, traidores al mandato popular que han recibido en las urnas y sometidos a la oscuridad más siniestra y sucia de todos los tiempos.

Este es la tesis central de mi último libro, Hienas y Buitres, editado por Tecnos en 2018.

Francisco Rubiales

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Domingo, 9 de Febrero 2020
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