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La imagen de Cataluña está destrozada en España



El independentismo y el odio a España están acabando con la prosperidad y el futuro de Cataluña, una región en crisis, invadida por ilegales, rechazada por millones de españoles y con un futuro incierto.

Si se realizará una encuesta para averiguar cuántos españoles se alegran de la derrota del club de fútbol Barcelona en Milán y su eliminación de la Champion, la sorpresa sería tremenda. Mas de la mitad de los españoles están felices con la derrota del Barsa, lo que retrata a una región rechazada y con sus productos boicoteados.

Los empresarios catalanes han hecho el peor negocio imaginable apoyando un separatismo que les está llevando a la ruina. Ese apoyo a los independentistas ha logrado que Cataluña no sea ya la región más próspera y pujante de España, tras haber cedido la primacía a Madrid.
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Con Pujol empezó el odio a España, el calvario y el retroceso catalán.
Con Pujol empezó el odio a España, el calvario y el retroceso catalán.
El odio a España es la nota dominante en el actual concierto político y cultural de Cataluña y ese odio está teniendo un alto precio para los catalanes, aunque sus políticos se lo oculten.

La principal consecuencia es el deterioro de la convivencia y la economía en Cataluña, una región que retrocede lenta pero implacablemente.

En vísperas de la Exposición Universal de Sevilla 1992 llegó a la capital andaluza Jordi Pujol, por entonces presidente de la Generalitat de Cataluña, y reconoció allí que Cataluña tendría que invertir muchos miles de millones para mejorar su deteriorada imagen ante los españoles.

Hoy el deterioro de esa imagen se ha multiplicado, hasta el punto de que quizás no haya dinero en toda Cataluña para financiar la operación de imagen que necesita para volver a ser amada y admirada por los españoles.

La fama actual de los catalanes es la de un pueblo chantajista, egoísta, corrupto y aprovechado que utiliza sus votos para obtener ventajas y privilegios, aprovechando que el actual gobierno de España es corrupto y arbitrario.

El independentismo catalán está gobernando, a pesar de ser un sentimiento en declive, pero a cambio de gobernar acumula rechazo y deteriora seriamente su imagen ante los españoles y también ante el resto de Europa.

El poder de un prófugo de la Justicia como Carlos Puigdemont, lejos de beneficiar a los catalanes les está envenenando el futuro.

Cataluña fue un orgullo para España en el pasado, pero ahora es un problema que genera indignación y rechazo. El boicot a los productos catalanes es practicado en silencio por cientos de miles de españoles y en cualquier momento podría convertirse en un tsunami para la decadente economía catalana.

Pedro Sánchez, benefactor de Cataluña en apariencia, es el peor verdugo imaginable para los catalanes. Sánchez, cada día más odiado y rechazado en España, transmite ese rechazo profundo a sus aliados catalanes, a los que en lugar de beneficiar está hundiendo ante el futuro.

El Club de Fútbol Barcelona, politizado y marcado por el independentismo y la corrupción, se ha convertido en un símbolo de la insolidaridad egoísta catalana y es masivamente odiado en España.

Su reciente derrota en Milán y su eliminación de la Champion ha provocado oleadas de alegría en toda España, cuando debería haber ocurrido justo lo contrario por la eliminación de un equipo español

El destino de Cataluña, si no corrige pronto su deriva política, es de decadencia creciente y de problemas graves para su economía y convivencia. Pronto será una tierra ingobernable por la influencia de sus inmigrantes ilegales, sobre todo de los musulmanes,, que pronto empezarán a dominar y a ganar poder.

El "problema catalán" es hoy, junto con la bajeza y corrupción del sanchismo, uno de los dramas de España y todo hace pensar que lo será cada día más en los próximos años.

Francisco Rubiales

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Jueves, 8 de Mayo 2025
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