Información y Opinión

La gran enseñanza de Zapatero





Los demócratas españoles tenemos algo que agradecer a Zapatero: nos ha abierto los ojos sobre la urgente necesidad de cambiar la Ley Electoral y la Constitución para evitar que en el futuro otro igual o peor que él tome el poder y nos conduzca también a la ruina desde la más antidemocrática e injusta impunidad.

Imaginemos que en el futuro llegase a la presidencia del gobierno de España alguien como Hugo Chávez, todavía peor que Zapatero, y empezase a cambiarlo todo desde el poder, liquidando la democracia. El ciudadano, ante esta Ley Electoral vigente, redactada para que los grandes partidos siempre ganen e impongan su voluntad, no podría hacer nada y tendría que soportar impávido la destrucción del país y el desastre.

Zapatero al menos nos ha enseñado que la sociedad española no tiene defensa alguna frente a un canalla o frente a un dictador que llegue al poder mediante las urnas. Una vez en el poder, el canalla o el dictador se convertiría en una especie de Dios intocable y con poder suficiente para aniquilar nuestro sistema y nuestra nación.

Zapatero, cuya impunidad ha causado espanto porque nos ha conducido hacia la ruina sin que los ciudadanos hayamos podido hacer nada por evitarlo, nos ha hecho ver al menos donde está el corazón del drama de España, que es la estructura jurídica del Estado, incluyendo la Constitución y, especialmente, la Ley Electoral, un bodrio político y jurídico redactado para que España esté indefensa ante la injusticia, la desigualdad, la ineficiencia, la insolidaridad y el abuso político.

Cualquier reforma tiene que garantizar que la voluntad ciudadana se imponga sobre los intereses de los partidos y que un gobierno que haya perdido el apoyo masivo de los ciudadanos y que concite niveles de rechazo como los que ha tenido Zapatero, de casi un 80 por ciento de la ciudadanía, pierda la legitimidad y quede obligado a convocar elecciones anticipadas.

España, si quiere ser algún día una democracia, necesita muchas reformas sustanciales: cambio de la Ley Electoral, limitación de los mandatos, separación de poderes, más controles a los partidos políticos, menos privilegios para las castas poderosas, etc.

Pero quizás la más urgente es establecer mecanismos mediante los cuales el país pueda desembarazarse de un loco o de un inepto que llegue al poder, sin tener que esperar a que termine la legislatura. Los controles y cautelas actuales (moción de censura y destitución) son claramente insuficientes y fácilmente manipulables cuando el partido en el poder no tiene reparos en comprar votos y utilizar el presupuesto para mantenerse en el poder.

La experiencia dramática de Zapatero, cuya herencia dejará a España postrada, endeudada hasta la locura, corrompida y con sus grandes valores en quiebra, debería marcar un antes y un después en la vida política y abrir las puertas a una profunda reforma del sistema.

El drama es que ninguno de los dos grandes partidos políticos españoles, que se encuentran felices en la paritocracia degradada y corrompida, quieren reformar el sistema y tienen la desfachatez indecente de bloquear la voluntad política de la mayoría de los ciudadanos, una muestra más, quizás la más grave, de que la política española es un basurero sin decencia ni dignidad.


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Miércoles, 9 de Marzo 2011
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