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La derecha española, extraña, codiciosa y sin ideología, impone la Ley Mordaza



Hoy, miércoles, entran en vigor algunos cambios legales y la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, una batería de medidas que merman los derechos y libertades, impuesta por el gobierno de Rajoy pese al rechazo del resto de partidos, de buena parte de la sociedad y de numerosas organizaciones sociales. Ni las movilizaciones, ni los recursos ante el Tribunal Constitucional, ni las críticas de organismos europeos han logrado frenarla. La oposición acusa al Ejecutivo de crear un "Estado policial" porque las fuerzas de seguridad y el mismo gobierno tendrán ahora capacidad para imponer sanciones administrativas que antes quedaban en manos de un juez.

Pero la ley, contraria al espíritu y a la ideología tradicional de las derechas, va mucho mas allá y constituye todo un recorte de derechos y libertades, sobre todo de la libertad de expresión, probablemente la mas genuina y sagrada en democracia. La ley comprende toda una batería de medidas que se han rebautizado popularmente como Ley Mordaza. El Partido Popular, asustado ante la fuerza crítica de la opinión pública española, ha decidido silenciar las protestas con represión, aprobando una ley que le acerca, de manera incomprensible, al estatalismo autoritario.
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Todas las derechas de Europa tienen rasgos liberales, no son intervencionistas ni estatalistas, defienden las libertades individuales y odian subir los impuestos, pero la española es diferente: más codiciosa que ideologizada, compite con La izquierda cobrando impuestos elevados, interviniendo y alimentando constantemente el peso y el poder del Estado.

En países de tradición conservadora y liberal, es inconcebible que la derecha española apruebe una ley como la Ley Mordaza, que impone multas y castigos de alto calado (hasta 600.000 euros) a actuaciones que antes no se castigaban porque eran consideradas derechos cívicos fundamentales. A partir de hoy no se podrá fotografiar a los policías cuando abusan del poder, ni realizar manifestaciones ante el Congreso y el Senado, parar un desahucio, protestar desde lo alto de un edificio o monumento y practicar las sentadas y la resistencia pacífica. La ley mas bien parece un decreto típico contra sociedades convulsas en rebelión contra gobernantes autoritarios.

Ese abandono de la esencia de la derecha histórica no es un drama solo para el PP, sino que afecta a toda España, país al que se priva de enfoques y políticas que necesita para que la democracia posea equilibrio y sea eficaz. Para desgracia de todos, la derecha de Rajoy es, en muchos aspectos, socialdemócrata y se parece mas a un partido socialista que a las derechas tradicionales.

Tampoco es normal que un partido de derechas afronte la crisis como lo ha hecho Rajoy, aplicando una receta casi socialista que consiste en subir impuestos y endeudarse sin limites, reprimiendo el consumo, hostigando a las clases medias, despilfarrando desde el gobierno, engordando el Estado y provocando el cierre de cientos de miles de empresas abrumadas por los impuestos.

Los comportamientos de la derecha española han causado escándalo tradicionalmente a sus partidos homólogos de Europa, pero, comandada por Rajoy, esos escándalos han llegado a exasperar e indignar a sus colegas.

A la derecha española no le queda ni una gota de liberalismo en las venas y esa brutal carencia la demuestra con su política fiscal, con el hostigamiento a las clases medias y con un intervencionismo sin fronteras, que ni siquiera respeta la tradicional división de poderes y que llega al extremo de nombrar a dedo jueces y magistrados.

Hasta en el tratamiento de la corrupción la derecha española es atípica y mas socialista que liberal, pues se muestra poco escrupulosa con los fondos públicos y parece practicar la sucia y totalitaria tesis de que el fin justifica los medios.

Muchos analistas piensan que la derecha de Rajoy es un monstruo con la cabeza atiborrada de leninismo estatalista y de desprecio a las libertades individuales, rasgos absolutamente reñidos con las ideas de la derecha tradicional.

Esas contradicciones e incongruencias son las que han conducido al partido de Rajoy hasta su momento actual de declive y perdida intensa de votos, una fuga que está beneficiando mucho a Ciudadanos, un partido mucho más alineado con las ideas y postulados del centro derecha moderno.


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Miércoles, 1 de Julio 2015
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